Estos días que acompaño a un familiar en el hospital no podéis ni imaginar lo que me ha impresionado el vídeo de Bentley con su cuidadora, su bella humana. La necesidad de cuidados, de cariño y de respeto es igual entre humanos y animales, también la respuesta a los estímulos. Somos seres sintientes. Podré cambiar muchas cosas en mi vida. Podré cambiar de país, de aficiones, de gustos literarios, de amigxs, pero mi respeto y activismo no tienen vuelta atrás, es imposible. No puedo matar con un cuchillo a nadie, pero tampoco con un billete o unas monedas. Me lo enseñó el anarquista vegetariano de mi barrio, un profesor que hacía gimnasia frente al río, que le hablaba a los pájaros y al que temían los vecinos de la Almozara por ser raro. ¿Raro? No he conocido a nadie más lúcido que el bueno de Marcus. Un hombre al que le dedico unas palabras en el poemario, porque durante la adolescencia gente como él o como Chrissie Hynde me enseñaron que no estaba sola. Ahora las redes sociales nos comunican y nos hacen familia, aunque discutamos en demasiadas ocasiones las decenas de grupos animalistas que trabajamos día a día. Y ya no vale eso de «es cosa de pijos». Soy hija de un sastre y de una zapatera, hija de la inmigración, de gente que pasó por Carabanchel durante el franquismo, que creía que dar chuletas de carne a sus hijos era salvarles. No sabían que eso era, el menos para mí, aislarme del mundo o hacerme cómplice de algo que no quería ser. Tal vez por eso escribo, por Marcus el anarquista del barrio, por Chrissie Hynde y sus canciones en The Pretenders, por los ojos que ya no pueden ver de Bentley, por Philip Wollen, por mi padre, que me enseñó a discrepar y a respetar sin cortapisas, aunque eso me enfrentara a gente que aprecio. Así son las cosas en un miércoles fresquito en la ciudad de Zaragoza.
Existimos homosapiens sapiens que a través de nuestra vida posibilitamos el desarrollado de ciertos grados de empatía hacia ese otro animal no humano, por una parte están los bienestaristas moderados y por otra los defensores de animales, en mi caso soy defensor de los animales ,vegano , antitaurino y ante esta acción de vida reconozco
Un tipo de reflexión filosófica que piensa por sobre nuestro oikos (en griego, οἶκος), nuestra casa común: el planeta tierra. A ésta vertiente de la filosofía, que es a su vez una bifurcación de todas las doctrinas anteriores, que vela por la inclusión en el pensamiento oriental y occidental de todas las especies vivas y por la transformación radical de nuestra manera de relacionarnos con el planeta tierra le llamamos Ecofilosofia y existimos los ANKA–anarko animalistas-