Presentación de «Qué será ser tú»: Antología por la Igualdad

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Qué será ser tú: «Lo escrito por las mujeres se agota en el boom del moento, sin que sus textos accedan a las aulas y a otros canales, mediante los cuales la recepción de su obra asegure su traspaso a la generación siguiente». Romper esta situación es también uno de los motivos de esta antología. Me alegra mucho formar parte de ella. Os aseguro que es un pedazo de libro. Gracias a María Angeles Maeso, a Ana Pérez Cañamares y a la Universidad de Sevilla.

Presentación en Madrid, viernes 25 de mayo, a las 19.30 horas, en el bar-librería Vergüenza Ajena (C/ Galileo, 56).

Aquí Whisky disfrutando del libro.

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Las mujeres de Lawrence. Queremos el pan, pero también las rosas

En estas fechas siempre recuerdo a las mujeres de Lawrence.
«Bread and Roses».

Texto tomado de Todo por hacer:  «En 1912 en Lawrence (Massachusetts, Estados Unidos) las obreras textiles iniciaron una huelga que será conocida como la huelga de “pan y rosas”, puesto que sus pretensiones eran conquistar el pan (simbolizando los derechos laborales) y las rosas (como símbolo de la exigencia de mejores condiciones de vida). El detonante fue la aplicación fraudulenta por parte de la empresa de una conquista obrera: la reducción de la jornada semanal de 56 a 54 horas llevó aparejada una reducción de su ya escaso salario. Al recibir su jornal, mil obreras se reunieron en la IWW (Industrial Workers of the World), que fue una de las primeras organizaciones obreras que alentó a las mujeres a ocupar puestos dirigentes y llamaron a la huelga, que se extendió en pocos días a la mayoría de fábricas y talleres.

El comité de comité de huelga, de 56 titulares y 56 suplentes, para neutralizar las posibles detenciones, representaba todas las nacionalidades: en las reuniones se hablaban 25 idiomas y 45 dialectos. La primeras medidas aprobadas fueron la creación de un fondo de huelga y un piqute masivo de veinticuatro horas que impedía el paso a las fábricas.

Uno de los puntos importantes del trabajo del sindicato fue la de facilitar la participación de las mujeres, para lo que el comité de huelga instaló guarderías y comedores comunitarios para hijos e hijas de las obreras. Además se realizaban reuniones solo de mujeres, ya que también es necesario combatir el machismo entre los obreros, incluso entre los activistas. Una de las impulsoras más entusiastas fue Elizabeth Gurley Flynn.

Por la creciente violencia se decidió enviar a los niños a otras ciudades, donde serían albergados por familias solidarias. En momento en que se disponía a salir un tren hacia New York, la policía desató una represión desmedida en la estación, lo que llevó la huelga a las páginas de los diarios nacionales y al Congreso.

Todos hablaban de Lawrence: los dirigentes de la central sindical oficial tuvieron que pronunciarse, pero no apoyaron la huelga: tildaron a las obreras de izquierdistas, anarquistas y revolucionarias, no querían saber nada con los comités de huelga. Pero las obreras de Lawrence contaban con un apoyo amplísimo: se realizaban mitines de solidaridad en todo el país, las universidades cercanas, como Harvard tenía comités estudiantiles que colaboraban con la huelga, recolectaban dinero, difundían la lucha y viajaban a Lawrence para colaborar directamente con el comité de huelga.

La gran difusión, la firmeza de las obreras, y el miedo a que se extendiera la huelga, hizo ceder a los empresarios. Después de una larga lucha, durante casi todo el invierno, el 12 marzo la huelga de “Pan y Rosas” culmina con una de las primeras victorias del movimiento obrero en Estados Unidos, con la implementación de la jornada reducida, aumento de salarios y el reconocimiento de los sindicatos». La imagen puede contener: 3 personas, personas de pie, multitud y exterior

Fragmento del Poema publicado en «Vietnam bajo la cama» Amargord y  «Antología de poesía por la Igualdad Qué será ser tú. Universidad de Sevilla.

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Las mujeres en el arte

Vídeo tomado de Noelia Muriana y La Caja de Pandora.

 

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Las mujeres aunque extremadamente visibles como seres sexuales, permanecen invisibles como seres sociales.  Monique Witting.

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Guerrilla Girls

No me gustan las mujeres que callan,

y menos si están ausentes,

y menos aún si esa ausencia las convierte en invisibles.

Estar y no ser visible, una historia que se repite.

Por ejemplo: en el Museo de Arte de Nueva York,

sólo un 5% de cuadros pertenece a pintoras;

sin embargo, el 85% de los desnudos

pertenece a mujeres.

En los años ochenta, un grupo de artistas neoyorkinas

sacó la marginación a la luz con humor.

Hartas de la genética discriminatoria del sistema,

pasaron a la acción bajo el nombre de Guerrilla Girls.

Se parapetaron tras máscaras de gorila

bajo identidades de artistas fallecidas

y se armaron de estadísticas.

Unos sencillos cálculos bastaron para demostrar

que en el arte apenas había lugar para las mujeres.

Se pasearon en un gigantesco autobús con un gran cartel amarillo

que decía: ¿tienen que desnudarse las mujeres para acceder al Museo?

Y consiguieron enrojecer a los responsables del Metropolitan.

Eso fue en los años 80, como lo fue en los 70, 60, 50,

y así hasta perdernos en un mar de siglos de conquistas y derrotas.

El machismo sigue siendo el apartheid

más largo de la historia,

un apartheid que siempre quiere meternos

bajo su mesa camilla.

 

Por cierto, tampoco me gustan los hombres que callan,

si eso significa que están como ausentes.

 

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Marta Navarro García“. Vietnam bajo la cama”.  Amargord editorial

 

 

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Guerilla 3