La caja de la República

Para Rosa Navarro

Gregoria vivía en el centro de Zaragoza, apenas pudo ir a la escuela, pero recitaba de memoria a Federico García Lorca. La República era el poema que quería celebrar ese abril lleno de futuro.

Felisa vivía en el sur de Francia, en una hermosa casa con un gran huerto del que abastecía a toda la familia, pero lo dejó todo para dar a luz a su hija Rosa en la España republicana. El sueño de mis abuelas duró poco. Felisa acabó en la cárcel y Gregoria escondió bajo llave su alegría y sus poemas.

Ambas guardaron en una caja los buenos recuerdos de aquellos años. La caja de los sueños la llamaban.

La caja de la República. Decían que, para no olvidar a quienes amas y ya no están contigo, hay que recordarles con palabras, canciones y vino dulce, hay que hablarles como si estuvieran a nuestro lado.

Porque si recuerdas  aquello que has amado, el olvido nunca ganará batalla alguna. Y el olvido fue algo que las mujeres republicanas, víctimas del franquismo, sufrieron doblemente.

Para evitar el olvido cada 14 de abril las abuelas abrían la caja de los milagros. El milagro de los sueños.    Extendían los recuerdos sobre la mesa de la cocina y entre vasos de vino dulce y canciones invocaban a la República. Y durante unas horas volvían a ocupar sus vidas y las de los amigos que fueron asesinados.

Los nombraban de uno en uno, les contaban cómo estaban sus padres, sus maridos, sus mujeres, sus hijas. Así le daban la vuelta a la Historia, ganaban la batalla de la nostalgia a golpe de palabras. Porque las palabras tienen el poder de dar vida, de reconstruir, de tender puentes, de cerrarle el paso a la tristeza,

Ahora que ellas ya no están, cada 14 de abril yo sigo su ritual, abro la caja de los milagros y preparo tres copas de vino y canciones. Ellas vienen del pasado, yo las espero sentada en el presente pero mirando al futuro. Y es aquí donde se produce una vez más la magia de volvernos a encontrar, de abrazarnos.

Estiro el brazo y sé que al otro lado están ahí alzando su copa, burlándose de la cárcel, del  silencio, del exilio, de la tristeza en estado puro, de la muerte.  Allí están ellas, sonriendo, celebrando su día y enseñándome a recordar que aquello que se ama hay que celebrarlo para no olvidarlo jamás.

Revivir es volver a vivir. Igual que hoy hacemos aquí. Pasado, presente y futuro.

“A por la III República”,

las oigo cantar.

¡Que así sea!

.

Texto de Marta Navarro

«Reseña de «Historias de tres mujeres con sombrero rojo», en Arainfo

‘Historias de tres mujeres con sombrero rojo’, un libro de relatos que refleja las duras vicisitudes de la existencia

Reseña del escritor Carlos Manzano

Publicado en Arainfo, pinchad aquí para leerlo entero.

Publicado por Huerga & Fierro y firmado por Pilar Aguarón Ezpeleta, Marta Navarro Garcí­a y Ana Rioja Jiménez, este libro está dividido en tres partes, ‘El almacén de las vidas robadas’, ‘Al otro lado de la frontera’ y ‘Retazos de literatura y vida’, cada una a cargo de una autora

sombrero

No es habitual que un libro escrito por tres autores o autoras diferentes presente una unidad conceptual y estilística tan acusada como sucede con ‘Historias de tres mujeres con sombrero rojo’, publicado por Huerga & Fierro y firmado por Pilar Aguarón Ezpeleta, Marta Navarro Garcí­a y Ana Rioja Jiménez. Y sin embargo esta obra ofrece una coherencia en sus contenidos y una afinidad formal incuestionables.

El libro está dividido en tres partes, ‘El almacén de las vidas robadas’, ‘Al otro lado de la frontera’ y ‘Retazos de literatura y vida’, cada una a cargo de una autora, pero aun así­ todas las historias parecen atravesadas por un mismo aroma que les confiere cierto denominador común: el tiempo, lo que fuimos y lo que somos, lo que hubo y lo que soñamos que habría, la vida, el silencio, los recuerdos.

Aunque todos los relatos se mueven a un excelente nivel literario, me gustaría, por razones de espacio sobre todo, destacar uno de cada autora.

De Pilar Aguarón me ha parecido especialmente sobresaliente el que lleva por tí­tulo ‘Mi hermana Inés’, el cual además encabeza el libro, una historia que pone de manifiesto que en ocasiones el lugar común, o eso que a veces se llama «sabiduría popular», no es más que una excusa para evitar entrar a fondo en las complejidades de lo real, para no ver que todo tiene un envés y que a menudo el mayor error que podemos cometer es aceptar las formas convencionales de entender la vida.

Marta Navarro construye en su relato ‘Frontera’ un magní­fico ejemplo de cómo a menudo las injusticias más flagrantes tienen lugar porque aquellos que deben desempeñar un papel, y por cuyo cometido son debidamente remunerados, no dudan en cumplir escrupulosamente con su labor.

Y de Ana Rioja me atreverí­a a destacar el texto titulado ‘Las lágrimas con sabor a anchoa de Beatriz’, una excelente muestra de hasta qué punto la ignorancia, aunque estemos movidos por la buena voluntad, se convierte a menudo en un terrible generador de desgracias y puede llegar a provocar un daño terrible.

En resumen, un excelente libro de relatos de tres magníficas escritoras que juegan a la perfección con el pasado, con el tiempo y con las duras vicisitudes de la existencia. Altamente recomendable.

 

‘Historias de tres mujeres con sombrero rojo’, un libro de relatos que refleja las duras vicisitudes de la existencia

Historias de tres mujeres con sombrero rojo

En este año de pandemias, geles, mascarillas y distancia física, año extraño y convulso donde los haya, las palabras vienen dispuestas a abrir espacios, esos espacios que durante tanto tiempo han permanecido cerrados.  Para mí es un placer y un honor formar parte de este libro donde las historias invitan a ser escuchadas, a cobijarte en ellas, a disfrutarlas. “Historias de tres mujeres con sombrero rojo” está lleno de vida, de silencio, de recuerdos, de personajes tan distintos de una historia a otra como complementarios.  Tengo la suerte de compartir esta publicación con las extraordinarias escritoras Pilar Aguarón y Ana Rioja. Distintas formas de narrar dan texturas diferentes y es precisamente en esa diferencia donde se refuerza la intensidad del libro. Cuando ya te has acostumbrado a una forma de mirar y de contar, otra bien distinta viene a continuar el arte de enhebrar historias. El resultado es tan diferencial como armónico. Una extraña química recorre las páginas de “Historias de tres mujeres con sombrero rojo”. Y estoy feliz de formar parte de este volumen en tan buena compañía.

Huerga & Fierro es la editorial que da cobijo a esta publicación que en breve presentaremos primero en Zaragoza y después en otras ciudades.  Tendremos toda la seguridad que los tiempos exigen. Respetaremos la distancia necesaria en cada presentación, podéis estar seguros, pero no habrá distancia para las palabras, para las historias, porque hoy más que nunca las necesitamos.

Gracias, Ana, y gracias, Pilar, por esta aventura compartida.

 

Habemus libro: Hijas de la Tormenta

Habemus libro. Y en mitad de tanto ruido, con el otoño subiendo las escaleras, comparto que en breve publico un nuevo libro de poemas. Textos que llevan lloviendo un tiempo, que se han adentrado en bosques y desiertos, en hospitales, en círculos de palabras punzantes, pero también cálidas. Un libro con sello aragonés, ahí está Marina Heredia Ríos organizando este telar de palabras que irá pronto a la imprenta, con Los libros del Gato Negro como GPS.
En breve os comento más cosas, incluso os voy a pedir que juguéis conmigo en las próximas semanas a algún que otro acertijo poético, pero eso ya para más adelante. Por ahora voy dejando por aquí algunas cosas. La invitación a la presentación, por ejemplo.

 

 

 

 

Insumisas e insumisos, dos aventuras poéticas con valor y libertad

Un honor formar parte de la antología Insumisas, llena de poetas a las que tanto admiro y agradecida por ser citada en el artículo de Librújula.

Artículo del escritor Enrique Villagrasa.

En todo poema hay tres modos de conocimiento necesario: crítico, intuitivo y de revelación. Y en ese quehacer demiurgo utilizamos los tres a la vez: aunque echamos mano más del segundo y del tercero; y sería necesario y justo utilizar el primero. Cabe apuntar también, que escribir y leer poesía es un extraordinario acelerador, cual peyote, de la modificación de nuestra conciencia y de su percepción; acelerador del pensamiento y de la comprensión de tu universo, poeta, y del suyo: o sea, del lector). Una vez experimentado tal estado o sensación, ya no se puede renunciar a repetir la experiencia; establecemos una dependencia total con la poesía y esta nos hace adictos con y en su agudeza crítica: justa y necesaria. Tradición querida, bien amada, que una vez conocida está bien olvidarte, pues tenemos la obligación de abrir sendas nuevas.

En fin, que poesía es conocer y comunicar a través de la palabra crítica. Palabra que es signo y señala hacia algo distinto de ella, apuntando hacia la realidad aparente y la invisible, la trascendente. Y para demostrar que esto es así acaba de publicarse una antología que a nadie dejará indiferente: Insumisas. Poesía crítica contemporánea de mujeres (Baile del Sol), con selección, edición y epílogo del poeta y crítico Alberto García-Teresa (Madrid, ,1980), donde recoge poemas de 78 poetas mujeres, tres de las cuales inéditas: Vanesa Basurto, Belén García Nieto y Ángela Martínez Fernández: poesía crítica e inteligente, como las palabras del epílogo, pues es una antología que “Aspira a ser un punto de partida, un refuerzo y un impulso; una obra que aporte y que refleje la fortaleza de una poesía crítica escrita por mujeres en la actualidad. Y, como siempre, que pueda servir, si es necesario, como documento de trabajo y como acompañamiento. Que sea, en definitiva, una herramienta más en una lucha amplia con distintitos frentes que no podemos eludir.” Y de verdad que lo consigue, pues es todo esto y mucho más. Solo hay que leer los poemas de estas poetas tan necesarias en la actualidad, desde Abad hasta Vidal, pasando por: Acquaroni, Adón, Aguilar, Alderete, Andrés, Alonso, Astray, Basurto, Beltrán, Boillos, Borgia, Camacho, Cano, Casielles, Castañón, Castrejón, Castro, Chillón, Collado, Correyero, Eloy-García, Gallud, Gálvez, Garboni, G. García, García, García Faet, García Nieto, García Zambrabo, García-Bujarrabal, Giordani, González, Herrera, López, López Manrique, Luna, Maeso, Marín, Martín, Martínez, E. Martínez, Martínez Fernández, Martíenez-Osorio, Mazas, Medel, Miguel, Monjas, Mpntero, Mora, Morano, Muntañola, Navarro, Olascoaga, Olmeda, Oteo, Otoxoa, Parra, Pastor, Cañamares, Pérez López, Pérez Montalbán, Ramón, Reyes, Rosetti, Ruiz, Salcedo, Salvador, San Román, Santiago, Sanz, Tapia, Toledano, Valero, Vaz, Vázquez y Vega. Poesía crítica acertada, con versos necesarios y justos que son latigazos en el cerebro, como estos de la zaragozana Marta Navarro, por ver si despertamos: “Éramos equilibristas en el ojo del huracán/ rehusando soplar las velas/ de nuestra ausencia./ Éramos la estadística a final del año,/ al final del mes,/ al final de la semana./ Al final, siempre al final./ Hasta que dejamos de serlo,/ hasta que desalojamos/ a los aguaciles del invierno/ y alzamos las banderas de nuestras manos./ Hasta que nos aprendimos,/ hasta que nos sumamos/ para dejar de restarnos”.

Creo que es una antología de poesía en castellano, en esta España patriarcal y todavía con voces y ecos del tardofranquismo, cuya sombra es demasiado alargada, escrita por mujeres jóvenes y no tan jóvenes. Es de lectura necesaria, pues, posiblemente, los poetas, lo digo generalizando, no somos tan críticos, y sí que los hay, que nadie lo duda y él antólogo bien lo sabe. Pero estas poetas lo son, e igual no están todas, pero las 78 están acertadas y apuesto por ellas, todas y cada una. García-Teresa ha realizado un buen trabajo, como todos los suyos. Hay que leer su epílogo. Cierto que ha elegido un poema solo de alguna de las poetas que él ha creído, pero aun así sigue teniendo todo mi respeto y admiración, al igual que en sus magníficos anteriores trabajos, por citar dos: Poesía de la conciencia crítica (1987-2011) (Tierradenadie, 2013) y Disidentes. Antología de poetas críticos españoles (1990-2014) (La Oveja Roja, 2015).  Nadie sabe lo que pueden las mujeres poetas y más las que escriben poesía crítica, con poemas que llaman a las cosas por su nombre, con poemas que liberan, con poemas que hacen madurar, que inquietan y transgreden. Poemas donde la huella del tiempo está, donde la memoria habita. Poemas que arden en preguntas: que también buscan respuestas. Por todo esto y mucho más, creo que el balance de leer esta antología es positivo, con lo cual celebro su publicación. Queda dicho una vez más: el futuro poético inmediato es de las poetas mujeres: “No saben muy bien quiénes son algunas mujeres”, Andrea Mazas dixit.

 

Los insumisos de La Diferencia: ¡ahí es nada!

Casi a la vez se publicaba la antología El Unicornio en el café Libertad, 25 años después (Carena), de Pedro Rodríguez Pacheco (Sanlúcar la Mayor, 1941). Que es una suerte de nueve poetas insumisos, ¡vaya que lo son!, (siete hombres y dos mujeres) y de una explicación de aquel movimiento poético crítico denominado La Diferencia: eran tiempos de la experiencia y de poetas clónicos fervorosos del taxi. Los y las poetas que aparecen en la antología son: Manuel Jurado López, Pedro J. De la Peña, Ricardo Bellveser, Antonio Enrique, María Antonia Ortega, José Lupiáñez, Concha García, Antonio Rodríguez Jiménez y Fernando de Villena. Tienen bibliografía, inteligente perfil poético y exquisita selección de poemas. Y la antología se abre con las pertinentes “Anotaciones para una crónica de la Diferencia” y el testimonio gráfico de los diversos actos de fundación llevados a cabo, aquellos años, en una sesentena de páginas, de más que obligada lectura. Y que nadie se rasgue las vestiduras: hay que conocer la historia literaria de este país, que no solo es una, ni grande ni libre. Hay un hecho admirable, digno de toda consideración, es la humildad y honradez del antólogo: “Los poetas seleccionados, no han sido cosecha propia; la única gavilla mía ha sido desantologarme por las causas y razones ya expuestas a lo largo de esta introducción.” Los antologados aparecen en orden cronológico de nacimiento y los poemas de cada uno de ellos han sido seleccionados por los autores, poetas de raza.

Para seguir leyendo, pinchad aquí.

Cuba contra el maltrato animal

Paso a paso, Cuba contra el maltrato animal: «Ley sí, maltrato no», lazos naranja y pancartas que pedían «Alto al maltrato animal. Ellos también sienten. Los activistas llamarón la atención sobre la necesidad de proteger a los caballos usados en el transporte y la agricultura, los gallos y perros involucrados en peleas, ilegales en la isla, e incluso los animales exóticos enjaulados en los zoológicos». El músico Silvio Rodríguez se sumó a la manifestación. Aquí la noticia: https://www.eldiario.es/politica/Cubanos-marchan-maltrato-manifestacion-permitida_0_886111790.html

Silvio Rodríguez

El Evangelio según el FMI, en el blog Voces del Extremo.

Gracias a Voces del Extremo por publicar dos poemas míos en su blog.  Pinchad aquí para entrar en Voces del Extremo.

Resultado de imagen de Ecosistema, blog entrenomadas

Tenemos que preguntarnos: ¿Qué hora es en el reloj del mundo?» (Grace Lee Boggs).

 

Ecosistemas (o El Evangelio según el FMI)

El día menos pensado el presidente del FMI

y algún organismo internacional culparán

a valles, bosques y montañas de socializar

oxígeno puro entre la población.

Dirán que son narcotraficantes de la naturaleza,

peligrosos ecoterroristas

y les declararán la guerra en nombre de la libertad.

Los culpables serán convertidos

en muebles de diseño

o en mercancía de tiendas suecas.

(Para seguir leyendo pinchad aquí)

.

 Más poemas pinchando aquí.

Presentación de «Vive Vegano» en Zaragoza.

Libros, tapas y buena gente. Hay muchas cosas interesantes esta semana en Zaragoza, pero quiero destacar la siguiente: «Jenny Rodríguez, autora del blog «Mis recetas veganas», presentará su primer libro en la Librería Central, de Zaragoza. Al terminar el acto habrá una degustación de productos veganos con tapas de La Fresca Vegan Food, vino Retorno y Frixen Cola«. El libro está editado por Diversa Ediciones. 
Tomad nota, buena gente.

Jueves, 20 de diciembre de 2018 de 18:30 a 20:30
Librería Central de Zaragoza
Corona de Aragón, 40, Zaragoza.

La imagen puede contener: una persona, texto

Copio de Diversa Ediciones lo siguiente:

«Hoy tenemos una noticia que ya no podíamos esperar más en compartir con vosotros: ¡#ViveVeganoElLibro ha sido uno de los ganadores de los World Cookbook Fair – Gourmand International – Gourmand Awards! ¡Felicidades a Jenny Rodríguez (Mis recetas veganas) por esta recompensa a tu trabajo! 🎉

Para los que no los conozcáis, estos premios se fundaron en 1995 y cada año eligen los mejores libros de gastronomía a nivel mundial, en una competición en la que participan más de 200 países y regiones, y se han dado a conocer como los Óscar de la edición gastronómica 📚

Por ser ganador de la categoría «Vegano» (el único en lengua castellana), «Vive vegano» opta a ganar el premio Gourmand Best in the World, que se otorgará en primavera en Macao, y en el que participará como representante español junto con los libros ganadores de otros países.

Y para celebrar este premio (¡y que ya tenemos segunda edición del libro! 😄) mañana jueves seguimos con las presentaciones y firmas, esta vez en Zaragoza. Será en Libreria Central de Zaragoza (entrada por calle Concepción Arenal 29) y al finalizar habrá firma y tapeo vegano a cargo de La Fresca Vegan Food, con vino vegano Retorno y Frixen Cola. ¿Nos vemos?

Si aún no tenéis el libro podéis encontrarlo en librerías o a través de nuestra web, con envío gratuito para España y un 5% de descuento hasta fin de año con el cupón navidad5.

Por cierto: ¡ya está en marcha la segunda edición!

 

 

 

Presentación de «Las demás muertes», de Pepo Paz Saz

Hace un mes largo volví a leer «Las demás muertes», de Pepo Paz Saz.  Con más calma y con mejor brazo (aún lo llevo inmovilizado) escribiré sobre él. Os recomiendo su lectura, es un libro magníficamente escrito.

«La mayoría de los cuentos de Paz se desarrollan en ambientes urbanos, concretamente en Canillejas, en algún caso cuando era un poblacho manchego a pocos quilómetros de Madrid y en otros como suburbio en el que queman sus sueños los protagonistas, llenando sus vidas “con manojos de disculpas”, mientras el tiempo de la ilusión se desvanece sin remedio.

Con un castellano cuidado, y tiznados de nostalgia, los relatos ofrecen una suerte de crónica valiente de las derrotas más íntimas, esas que convierten una bicicleta reparada por el abuelo, de quinta mano quizás, en el más preciado de los tesoros, aunque sólo sea por recuperar durante un instante aquel tiempo en el que todo fue posible. También la esperanza».  Elena Costa

 Juan Carlos Abril , poeta y profesor de Literatura, escribe sobre «Las demás muertes».

Sin querer reventar —spoiler, como se dice ahora— los relatos, en su final se encuentra siempre el broche, sobre todo en microrrelatos como «Dos pequeñas maletas» (p. 9), que reproducimos aquí abajo. El sustrato ideológico de este libro rebosa denuncia social, de protesta, en este caso la cosificación a la que se reducen nuestros ancianos que se destinan, como muebles fuera de uso o pasados de moda, a las residencias. Los relatos se presentan a partir de la mirada del narrador en muchos casos, y los personajes elegidos —por lo general— pertenecen a la esfera de la marginalidad, como en «La huida imposible», que comparten protagonismo un inmigrante subsahariano —en el relato se le conocerá como Joé— y un poeta —llamado Rico— de esos que reparten poesías en el metro de Madrid, los cuales acaban haciéndose amigos y desapareciendo del mapa. Nos recuerdan, salvando las distancias, al sórdido mundo de Cowboy de medianoche (1969), el clásico de John Schlesinger. Para ambos, el norte y el sur son algo contrario, pero a la vez se podría decir complementario: «Joé y Rico encontraron, en esa conjunción dispar de sus exilios mutuos, un punto de reunión. Rico, exiliado interior de su mundo, despreocupado de las pequeñas mezquindades cotidianas. Joé, escapado al exilio exterior, perdido. Dos sobrevivientes.» (p. 125). Madrid es el epicentro de la mayoría de los relatos, y podría funcionar como actante o protagonista secundario, resultando en muchos casos como una suerte de ley del embudo donde todo converge. El mundo rural, también activo, ejerce así una dialéctica campo/ciudad muy apreciable también. Miserable y maravillosa a un tiempo, la capital del Estado se convierte no sólo en la ciudad que resume las contradicciones del capitalismo avanzado, sino que simboliza ese «centro» de España donde se sitúa geográficamente. A propósito de ese centro relativo, en «La huida imposible» «El Norte comenzaba en Algeciras» (p. 120), según Joé el subsahariano, mientras que Rico, su amigo en principio ocasional y fortuito, pero que se convierte en inseparable, e incluso complementario, poseerá «ese sueño abandonado e imposible del Sur» (p. 124). Norte y Sur —recordemos aquella inolvidable viñeta de Quino— son relativos dependiendo desde dónde se miren, como cuando Libertad está poniendo el mapamundi al revés, y al preguntarle Mafalda, le responde que «¿Al revés respecto de qué? La tierra está en espacio, y el espacio no tiene ni arriba ni abajo». Y continúa: «Eso de que el hemisferio Norte es el de arriba es un truco psicológico inventado por los que creen que están arriba, para que los que creemos estar abajosigamos creyendo que estamos abajo. Y lo malo es que si seguimos creyendo que estamos abajo vamos a seguir estando abajo […]».

En realidad la dialéctica arriba/abajo o norte/sur es extensible a muerte/vida, ya que aunque el título del volumen sea Las demás muertes, de lo que más se habla paradójicamente es de todo lo contrario, de la vida. Esta apuesta vitalista, que engarza la inquietud —se podría asimismo decir preocupación— reflejada en los relatos que tienen que ver con la familia, desde «¿De qué color son las  montañas?», hasta el último «Ciruelas en julio», indica esa línea. Así que esa «lucha por la vida», en términos barojianos se halla muy presente. Por eso la galería de desahuciados, desarrapados y parias comienza con ese anciano que hace las maletas dirigiéndose a la Residencia; sigue con turistas que viven y recrean sus últimos momentos antes de un fatídico accidente, en «Travesía de la primavera»; nos presenta a un vagabundo que vive en un túnel apaleado por la policía en «El final del túnel»; lamenta los accidentes laborales de los albañiles y la emigración de la mano de obra en «Lágrimas de cemento»; y así podríamos seguir, aunque como hemos advertido, no queremos reventar los relatos. En esta reseña apresurada, podríamos citar «Transeúnte» o «Historia de un contestador» como dos de las mejores piezas de este libro, en el que no faltan detalles autobiográficos, con su carga de emoción como en «Caballo de acero», ahora que está tan de moda la autobiografía, los guiños hacia otras tradiciones, o los temas clásicos, como el del doble en «Mira la luz sobre el ángel».

Las demás muertes es un excelente libro que posee ritmo, delicadeza, materia narrativa y buena ejecución, ofreciendo todo aquello que se necesita para que podamos saludar a Pepo Paz Saz como un magnífico narrador, o cuentista, que a buen seguro esconde otros escritos que, sus ya lectores, esperamos desde conocer y leer. A ver si se anima a seguir. Enhorabuena.

Dos pequeñas maletas

El ascensor rugió en el hueco, delatando su avance con un run-run metálico. Dos pequeñas maletas en las que meter un par de camisas almidonadas, la vieja maquinilla de afeitar, una pluma, algunos libros, pocos, y las píldoras. El silencio avisando de que ya estaba allí. Las manos presurosas y todavía jóvenes, abriendo la puerta, torpes en la ayuda. Dos pequeñas maletas donde apiñar el gastado pantalón, el par de zapatos calados. Dinero, no. Allí «no le faltará de nada». Otro abrupto movimiento anunciando la planta baja. Otra vez las manos despejando el camino y las dudas. El frasco de colonia, los calcetines gordos para cuando el frío apriete. Seguro que vendrán los fines de semana. Dos pequeñas maletas donde meterlo todo. Camino de la residencia. Como si en dos pequeñas maletas pudiera aprisionarse una existencia.
(p. 9)