Presentación de «Las demás muertes», de Pepo Paz Saz

Hace un mes largo volví a leer «Las demás muertes», de Pepo Paz Saz.  Con más calma y con mejor brazo (aún lo llevo inmovilizado) escribiré sobre él. Os recomiendo su lectura, es un libro magníficamente escrito.

«La mayoría de los cuentos de Paz se desarrollan en ambientes urbanos, concretamente en Canillejas, en algún caso cuando era un poblacho manchego a pocos quilómetros de Madrid y en otros como suburbio en el que queman sus sueños los protagonistas, llenando sus vidas “con manojos de disculpas”, mientras el tiempo de la ilusión se desvanece sin remedio.

Con un castellano cuidado, y tiznados de nostalgia, los relatos ofrecen una suerte de crónica valiente de las derrotas más íntimas, esas que convierten una bicicleta reparada por el abuelo, de quinta mano quizás, en el más preciado de los tesoros, aunque sólo sea por recuperar durante un instante aquel tiempo en el que todo fue posible. También la esperanza».  Elena Costa

 Juan Carlos Abril , poeta y profesor de Literatura, escribe sobre «Las demás muertes».

Sin querer reventar —spoiler, como se dice ahora— los relatos, en su final se encuentra siempre el broche, sobre todo en microrrelatos como «Dos pequeñas maletas» (p. 9), que reproducimos aquí abajo. El sustrato ideológico de este libro rebosa denuncia social, de protesta, en este caso la cosificación a la que se reducen nuestros ancianos que se destinan, como muebles fuera de uso o pasados de moda, a las residencias. Los relatos se presentan a partir de la mirada del narrador en muchos casos, y los personajes elegidos —por lo general— pertenecen a la esfera de la marginalidad, como en «La huida imposible», que comparten protagonismo un inmigrante subsahariano —en el relato se le conocerá como Joé— y un poeta —llamado Rico— de esos que reparten poesías en el metro de Madrid, los cuales acaban haciéndose amigos y desapareciendo del mapa. Nos recuerdan, salvando las distancias, al sórdido mundo de Cowboy de medianoche (1969), el clásico de John Schlesinger. Para ambos, el norte y el sur son algo contrario, pero a la vez se podría decir complementario: «Joé y Rico encontraron, en esa conjunción dispar de sus exilios mutuos, un punto de reunión. Rico, exiliado interior de su mundo, despreocupado de las pequeñas mezquindades cotidianas. Joé, escapado al exilio exterior, perdido. Dos sobrevivientes.» (p. 125). Madrid es el epicentro de la mayoría de los relatos, y podría funcionar como actante o protagonista secundario, resultando en muchos casos como una suerte de ley del embudo donde todo converge. El mundo rural, también activo, ejerce así una dialéctica campo/ciudad muy apreciable también. Miserable y maravillosa a un tiempo, la capital del Estado se convierte no sólo en la ciudad que resume las contradicciones del capitalismo avanzado, sino que simboliza ese «centro» de España donde se sitúa geográficamente. A propósito de ese centro relativo, en «La huida imposible» «El Norte comenzaba en Algeciras» (p. 120), según Joé el subsahariano, mientras que Rico, su amigo en principio ocasional y fortuito, pero que se convierte en inseparable, e incluso complementario, poseerá «ese sueño abandonado e imposible del Sur» (p. 124). Norte y Sur —recordemos aquella inolvidable viñeta de Quino— son relativos dependiendo desde dónde se miren, como cuando Libertad está poniendo el mapamundi al revés, y al preguntarle Mafalda, le responde que «¿Al revés respecto de qué? La tierra está en espacio, y el espacio no tiene ni arriba ni abajo». Y continúa: «Eso de que el hemisferio Norte es el de arriba es un truco psicológico inventado por los que creen que están arriba, para que los que creemos estar abajosigamos creyendo que estamos abajo. Y lo malo es que si seguimos creyendo que estamos abajo vamos a seguir estando abajo […]».

En realidad la dialéctica arriba/abajo o norte/sur es extensible a muerte/vida, ya que aunque el título del volumen sea Las demás muertes, de lo que más se habla paradójicamente es de todo lo contrario, de la vida. Esta apuesta vitalista, que engarza la inquietud —se podría asimismo decir preocupación— reflejada en los relatos que tienen que ver con la familia, desde «¿De qué color son las  montañas?», hasta el último «Ciruelas en julio», indica esa línea. Así que esa «lucha por la vida», en términos barojianos se halla muy presente. Por eso la galería de desahuciados, desarrapados y parias comienza con ese anciano que hace las maletas dirigiéndose a la Residencia; sigue con turistas que viven y recrean sus últimos momentos antes de un fatídico accidente, en «Travesía de la primavera»; nos presenta a un vagabundo que vive en un túnel apaleado por la policía en «El final del túnel»; lamenta los accidentes laborales de los albañiles y la emigración de la mano de obra en «Lágrimas de cemento»; y así podríamos seguir, aunque como hemos advertido, no queremos reventar los relatos. En esta reseña apresurada, podríamos citar «Transeúnte» o «Historia de un contestador» como dos de las mejores piezas de este libro, en el que no faltan detalles autobiográficos, con su carga de emoción como en «Caballo de acero», ahora que está tan de moda la autobiografía, los guiños hacia otras tradiciones, o los temas clásicos, como el del doble en «Mira la luz sobre el ángel».

Las demás muertes es un excelente libro que posee ritmo, delicadeza, materia narrativa y buena ejecución, ofreciendo todo aquello que se necesita para que podamos saludar a Pepo Paz Saz como un magnífico narrador, o cuentista, que a buen seguro esconde otros escritos que, sus ya lectores, esperamos desde conocer y leer. A ver si se anima a seguir. Enhorabuena.

Dos pequeñas maletas

El ascensor rugió en el hueco, delatando su avance con un run-run metálico. Dos pequeñas maletas en las que meter un par de camisas almidonadas, la vieja maquinilla de afeitar, una pluma, algunos libros, pocos, y las píldoras. El silencio avisando de que ya estaba allí. Las manos presurosas y todavía jóvenes, abriendo la puerta, torpes en la ayuda. Dos pequeñas maletas donde apiñar el gastado pantalón, el par de zapatos calados. Dinero, no. Allí «no le faltará de nada». Otro abrupto movimiento anunciando la planta baja. Otra vez las manos despejando el camino y las dudas. El frasco de colonia, los calcetines gordos para cuando el frío apriete. Seguro que vendrán los fines de semana. Dos pequeñas maletas donde meterlo todo. Camino de la residencia. Como si en dos pequeñas maletas pudiera aprisionarse una existencia.
(p. 9)

 

 

Holding hands

Even in 2017, the simple act of holding hands is still difficult for some people – let’s change that and #HoldTight anz.com/holdtight

A veces se me olvida que en el mundo sigue habiendo miles y miles de personas que no pueden darse la mano sin pasar miedo. ¡Y es tan injusto!

Alan Rickman

Alan Rickman

Actor de mirada laberíntica, de sonrisa Gioconda, de movimientos hipnóticos. Llevo más de dos décadas admirándote. Y la voz, ay, esa voz tan asombrosa. ¿Cómo olvidar tu papel de Eamon De Valera? Alan Rickman, espero que allá arriba haya un hermoso teatro, una gran sala de cine, un buen libro. Qué tristeza me ha dado saber que se ha ido este gran actor, qué pena. Un gran beso.

ALan Richman

 


<p><a href=»https://vimeo.com/45249295″>Texas – In Demand.</a> from <a href=»https://vimeo.com/rokkit»>Rokkit</a> on <a href=»https://vimeo.com»>Vimeo</a>.</p>

http://www.bbc.com/mundo/video_fotos/2016/01/160114_galeria_alan_rickman_vida_fotos_ch?SThisFB

Sufragistas, de Sarah Gavron

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En el mes de octubre se estrena «Sufragistas». Una película muy necesaria. Lo único que no me agrada es que el guión lo haya escrito Abi Morgan, autora de La dama de hierro, una de los más vomitivos guiones sobre la sanguinaria Margaret Thacher, pero en fin.

Sarah Gavron dirige el guión de Abi Morgan sobre el movimiento social de principios del siglo XX por la igualdad de las mujeres. os dejo el trailer de la película.

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Eirc Idle, de los Monty Python, uno de los grande

Que nadie os amargue la vida, y si lo hacen no dejéis de silbar esta canción como antídoto y como venganza: «Always look on the bright side of life». Toda una parodia de las canciones Disney…

Eirc Idle, de los Monty Python, en la Vida de Brian.

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Para leer entera pinchad aquí.

Always Look on the Bright Side of Life (from Monty Python)

words and music by Eric Idle

Some things in life are bad
They can really make you mad
Other things just make you swear and curse.
When you’re chewing on life’s gristle
Don’t grumble, give a whistle
And this’ll help things turn out for the best…

And…always look on the bright side of life…
Always look on the light side of life…

If life seems jolly rotten
There’s something you’ve forgotten
And that’s to laugh and smile and dance and sing.
When you’re feeling in the dumps
Don’t be silly chumps
Just purse your lips and whistle – that’s the thing.

And…always look on the bright side of life…
Always look on the light side of life…

For life is quite absurd
And death’s the final word
You must always face the curtain with a bow.
Forget about your sin – give the audience a grin
Enjoy it – it’s your last chance anyhow.

So always look on the bright side of death
Just before you draw your terminal breath

Life’s a piece of shit
When you look at it
Life’s a laugh and death’s a joke, it’s true.
You’ll see it’s all a show
Keep ‘em laughing as you go
Just remember that the last laugh is on you.

And always look on the bright side of life…
Always look on the right side of life…
(Come on guys, cheer up!)
Always look on the bright side of life…
Always look on the bright side of life…
(Worse things happen at sea, you know.)
Always look on the bright side of life…
(I mean – what have you got to lose?)
(You know, you come from nothing – you’re going back to nothing.
What have you lost? Nothing!)
Always look on the right side of life…

 

… No olvidar silbar…