Insumisas e insumisos, dos aventuras poéticas con valor y libertad

Un honor formar parte de la antología Insumisas, llena de poetas a las que tanto admiro y agradecida por ser citada en el artículo de Librújula.

Artículo del escritor Enrique Villagrasa.

En todo poema hay tres modos de conocimiento necesario: crítico, intuitivo y de revelación. Y en ese quehacer demiurgo utilizamos los tres a la vez: aunque echamos mano más del segundo y del tercero; y sería necesario y justo utilizar el primero. Cabe apuntar también, que escribir y leer poesía es un extraordinario acelerador, cual peyote, de la modificación de nuestra conciencia y de su percepción; acelerador del pensamiento y de la comprensión de tu universo, poeta, y del suyo: o sea, del lector). Una vez experimentado tal estado o sensación, ya no se puede renunciar a repetir la experiencia; establecemos una dependencia total con la poesía y esta nos hace adictos con y en su agudeza crítica: justa y necesaria. Tradición querida, bien amada, que una vez conocida está bien olvidarte, pues tenemos la obligación de abrir sendas nuevas.

En fin, que poesía es conocer y comunicar a través de la palabra crítica. Palabra que es signo y señala hacia algo distinto de ella, apuntando hacia la realidad aparente y la invisible, la trascendente. Y para demostrar que esto es así acaba de publicarse una antología que a nadie dejará indiferente: Insumisas. Poesía crítica contemporánea de mujeres (Baile del Sol), con selección, edición y epílogo del poeta y crítico Alberto García-Teresa (Madrid, ,1980), donde recoge poemas de 78 poetas mujeres, tres de las cuales inéditas: Vanesa Basurto, Belén García Nieto y Ángela Martínez Fernández: poesía crítica e inteligente, como las palabras del epílogo, pues es una antología que “Aspira a ser un punto de partida, un refuerzo y un impulso; una obra que aporte y que refleje la fortaleza de una poesía crítica escrita por mujeres en la actualidad. Y, como siempre, que pueda servir, si es necesario, como documento de trabajo y como acompañamiento. Que sea, en definitiva, una herramienta más en una lucha amplia con distintitos frentes que no podemos eludir.” Y de verdad que lo consigue, pues es todo esto y mucho más. Solo hay que leer los poemas de estas poetas tan necesarias en la actualidad, desde Abad hasta Vidal, pasando por: Acquaroni, Adón, Aguilar, Alderete, Andrés, Alonso, Astray, Basurto, Beltrán, Boillos, Borgia, Camacho, Cano, Casielles, Castañón, Castrejón, Castro, Chillón, Collado, Correyero, Eloy-García, Gallud, Gálvez, Garboni, G. García, García, García Faet, García Nieto, García Zambrabo, García-Bujarrabal, Giordani, González, Herrera, López, López Manrique, Luna, Maeso, Marín, Martín, Martínez, E. Martínez, Martínez Fernández, Martíenez-Osorio, Mazas, Medel, Miguel, Monjas, Mpntero, Mora, Morano, Muntañola, Navarro, Olascoaga, Olmeda, Oteo, Otoxoa, Parra, Pastor, Cañamares, Pérez López, Pérez Montalbán, Ramón, Reyes, Rosetti, Ruiz, Salcedo, Salvador, San Román, Santiago, Sanz, Tapia, Toledano, Valero, Vaz, Vázquez y Vega. Poesía crítica acertada, con versos necesarios y justos que son latigazos en el cerebro, como estos de la zaragozana Marta Navarro, por ver si despertamos: “Éramos equilibristas en el ojo del huracán/ rehusando soplar las velas/ de nuestra ausencia./ Éramos la estadística a final del año,/ al final del mes,/ al final de la semana./ Al final, siempre al final./ Hasta que dejamos de serlo,/ hasta que desalojamos/ a los aguaciles del invierno/ y alzamos las banderas de nuestras manos./ Hasta que nos aprendimos,/ hasta que nos sumamos/ para dejar de restarnos”.

Creo que es una antología de poesía en castellano, en esta España patriarcal y todavía con voces y ecos del tardofranquismo, cuya sombra es demasiado alargada, escrita por mujeres jóvenes y no tan jóvenes. Es de lectura necesaria, pues, posiblemente, los poetas, lo digo generalizando, no somos tan críticos, y sí que los hay, que nadie lo duda y él antólogo bien lo sabe. Pero estas poetas lo son, e igual no están todas, pero las 78 están acertadas y apuesto por ellas, todas y cada una. García-Teresa ha realizado un buen trabajo, como todos los suyos. Hay que leer su epílogo. Cierto que ha elegido un poema solo de alguna de las poetas que él ha creído, pero aun así sigue teniendo todo mi respeto y admiración, al igual que en sus magníficos anteriores trabajos, por citar dos: Poesía de la conciencia crítica (1987-2011) (Tierradenadie, 2013) y Disidentes. Antología de poetas críticos españoles (1990-2014) (La Oveja Roja, 2015).  Nadie sabe lo que pueden las mujeres poetas y más las que escriben poesía crítica, con poemas que llaman a las cosas por su nombre, con poemas que liberan, con poemas que hacen madurar, que inquietan y transgreden. Poemas donde la huella del tiempo está, donde la memoria habita. Poemas que arden en preguntas: que también buscan respuestas. Por todo esto y mucho más, creo que el balance de leer esta antología es positivo, con lo cual celebro su publicación. Queda dicho una vez más: el futuro poético inmediato es de las poetas mujeres: “No saben muy bien quiénes son algunas mujeres”, Andrea Mazas dixit.

 

Los insumisos de La Diferencia: ¡ahí es nada!

Casi a la vez se publicaba la antología El Unicornio en el café Libertad, 25 años después (Carena), de Pedro Rodríguez Pacheco (Sanlúcar la Mayor, 1941). Que es una suerte de nueve poetas insumisos, ¡vaya que lo son!, (siete hombres y dos mujeres) y de una explicación de aquel movimiento poético crítico denominado La Diferencia: eran tiempos de la experiencia y de poetas clónicos fervorosos del taxi. Los y las poetas que aparecen en la antología son: Manuel Jurado López, Pedro J. De la Peña, Ricardo Bellveser, Antonio Enrique, María Antonia Ortega, José Lupiáñez, Concha García, Antonio Rodríguez Jiménez y Fernando de Villena. Tienen bibliografía, inteligente perfil poético y exquisita selección de poemas. Y la antología se abre con las pertinentes “Anotaciones para una crónica de la Diferencia” y el testimonio gráfico de los diversos actos de fundación llevados a cabo, aquellos años, en una sesentena de páginas, de más que obligada lectura. Y que nadie se rasgue las vestiduras: hay que conocer la historia literaria de este país, que no solo es una, ni grande ni libre. Hay un hecho admirable, digno de toda consideración, es la humildad y honradez del antólogo: “Los poetas seleccionados, no han sido cosecha propia; la única gavilla mía ha sido desantologarme por las causas y razones ya expuestas a lo largo de esta introducción.” Los antologados aparecen en orden cronológico de nacimiento y los poemas de cada uno de ellos han sido seleccionados por los autores, poetas de raza.

Para seguir leyendo, pinchad aquí.

El riesgo de nacer en un campo de refugiados en el Sáhara. Tan lejos y tan cerca.

Mi prima ha viajado estos días hasta los campamentos saharauis para visitar a la familia que le une desde hace años. Allí compartió emocionada la felicidad de Fatan que esperaba el nacimiento de su sobrina. Una niña que debía de tener ganas de nacer para unirse a la celebración de su nacimiento. Había tanta gente esperando para abrazarla, que debió de sentir la necesidad de salir antes de tiempo. Todos juntos se desplazaron a la Wilaya de El Aaiún, felices por la inminente llegada de un ser nuevo. Pero nacer prematuramente en un campo de refugiados no te da muchas posibilidades de sobrevivir, y la niña falleció a las pocas horas. Algo impensable de haber nacido en un hospital zaragozano. La felicidad que los llevó hasta la Wilaya se convirtió en tristeza y desesperación, y la fiesta en entierro. Ha sido duro regresar a sus jaimas sin ella, sin la pequeña a quien tanto esperaban y amaban. Es tan injusto lo que soportan desde hace décadas. Ojalá hubieras podido conocer este mundo, a pesar de ser un mundo que te da la espalda. Que sepas, pequeña, que tu familia saharaui, Fatu, Jedum y Musa te quieren, al igual que tu familia aragonesa, Laura, Jesús y Rosa te llevan en el corazón, como la gente de Um Draiga, como yo, como tanta gente. Un beso, querida niña. Solo el dolor supera la injusticia de saber que nacer con poco peso te ha negado la vida, eso y la política desastrosa sobre el Sáhara. Que los vientos te lleven a un mundo mejor.

Aquí os dejo enlace a la asociación Um Draiga: 

Rima MB Sahara Libre

Medio Ambiente y Miedo Ambiente

En España se confunde Medio Ambiente con Miedo Ambiente, empezando por sus ministros y ministras, pero también por una buena parte de la sociedad, incluidos partidos de todo el arco político. Tenemos un déficit muy grande. Tant@s poetas y tan poco respeto al medio ambiente me confunde. Necesito mucho zumo para tragar la información de estos días sobre la caza y los hijos de la caverna.

«Los bosques preceden a las civilizaciones, los desiertos las siguen.» François-René Chateaubriand.

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Fotografía de Konsta Punkka.

George Bernard Shaw, saboteadoras de la caza y un poco de historia

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bernard-shawGeorge Bernard Shaw nació en Dublín en 1856
, fue Premio Nobel de Literatura, ganador de un Oscar al mejor guion y además un excelente concejal en el distrito de Pancras, Londres. Shaw se levantaba cada mañana muy temprano y escribía sobre la necesidad de universalizar la sanidad, garantizar la educación gratuita para todo el mundo, acabar con la explotación infantil y luchar para que los accidentes de trabajo no fueran el final de una vida.

Shaw, desde su pequeño cobertizo, escribía también sobre el horror de la caza y apuntaba hacia los cazadores con balas llenas de ironía e inteligencia.  “Cuando un hombre caza y mata a un tigre, lo llaman deporte; cuando un tigre se defiende y mata al cazador lo llaman asesinato” (ferocidad). George Bernard Shaw era un visionario, un hombre adelantado a su tiempo al que le gustaba organizar tertulias literarias donde hablaba de nudismo, vegetarianismo y cómo acabar con la caza. Cuando nos recriminan a los amantes de los animales que solo nos importan los perros o los gatos, me gusta recordarles a gente como a Shaw, un concejal que luchó por los derechos de las personas y los derechos los animales, y que seguro que nos acompañaría este próximo 5 de febrero en las manifestaciones contra la caza que se van a celebrar en veinticinco ciudades, ya que él también era un activista anticaza.

Shaw murió en Inglaterra en 1950. Lo hizo, según sus amigos más cercanos, soñando con el final de la caza del zorro y de la caza en general. Este era el sueño de Shaw. A finales de los 50 y principios de los 60 fueron tomando fuerza, mucha fuerza, los movimientos de saboteadores de la caza en el Reino Unido.

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Primeras saboteadoras de la caza del zorro

Un movimiento lleno de mujeres, impulsado por mujeres.  A veces pienso en el valor y la importancia histórica de estas primeras saboteadoras. Imagináoslas:   Saliendo de madrugada sigilosamente hasta llegar al lugar del crimen, de la caza, e irrumpiendo allí con gritos, con canciones, con mucho ruido para ahuyentar a los animales que iban a ser cazados. Interponiéndose entre el cazador montado a caballo y su rifle. Poniendo sus vidas en peligro. Afortunadamente desde hace años la caza del zorro está abolida en todo el Reino Unido. Y estoy segura que desde entonces George Bernard Shaw sonríe desde el otro mundo.  Estamos enlazados, Shaw, las saboteadoras de los años 60 y todas las personas que estamos contra la caza, la gente de NAC y tanta otra gente en todo el mundo.

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Saboteadoras de la caza del zorro

No lo olvides, el 5 de febrero, acude a la manifestación más cercana.

En Zaragoza, a las 12:00 horas en C/ Alfonso, 1.

Os esperamos.

Fotos tomadas de la página del archivo de la League Against  Cruel Sports. 

La mirada de los lobos rojos

La mirada de los lobos rojos, uno de los animales más amenazados del planeta. Rojizo cerca del hocico, detrás de las orejas y en la parte posterior de sus extremidades.
«Apenas quedan cincuenta en EE.UU, en Carolina del Norte y Carolina del Sur y en  Pensilvana. El año pasado fueron asesinados varios. Para combatir estos asesinatos, la Federación Nacional de Vida Salvaje ofrece recompensas que ascienden a los 33 000 dólares, para motivar a las personas a brindar información relacionada con los ataques y ayudar a que los implicados en estos sucesos sean procesados acorde a la ley. La pérdida de incluso un solo ejemplar se considera ahora un crimen federal».

 

Mi Halloween en Illinois

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El frío y el viento se colaban por las ventanas del apartamento. Un quinto piso, bien iluminado y rodeado de árboles centenarios. La velada prometía mantas y whisky en esa primera noche de Halloween en Illinois.  La bibliotecaria más rara del mundo me había invitado a última hora a su fiesta, pero ya era tarde. Tenía puesto el pijama y, cuando yo me pongo el pijama, se cierra la vida social y empieza mi otra vida. Además, debía atravesar la ciudad hasta la otra punta de Champaign y luego negociar la vuelta en coche con alguien a quien podría conocer o no. Mal rollo. Mejor quedarse en casa.
La noche era oscura y punzante. Mi calle hacía esquina con la temible Elm Street, que es algo así como la Calle Mayor en nuestras ciudades, siempre hay una. El viento, lejos de darnos una tregua, atizaba con furia el apartamento. Yan Hui y Li Ping se habían ido a una de las muchas fiestas de disfraces típicas de Halloween. El tontarras también. Después de ver en la tele una película de psicópatas y de tomarme un generoso whisky, me acordé de que tenía ropa sin lavar. Pensé que no habría nadie en el sótano, lugar donde se instalan normalmente las lavanderías, así que bajé con mis cestas, detergentes y monedas.
Allí tocaba esperar al lavado y posterior secado. Yo, como todo el mundo, aprovechaba para leer durante esa media hora larga y aburrida. Toda la gente del Campus y del bloque de apartamentos estaba de fiesta. Halloween es una celebración muy importante en EEUU. Todo el día con la calabazas encendidas, las golosinas, los trajes de disfraces… En fin, una mezcla de mal gusto y cursilería infinita.
Estaba a punto de sacar la ropa de la lavadora cuando oí unos pasos que bajaban por el estrecho pasillo del sótano. Me pareció raro que alguien bajara pasadas las once de la noche a hacer la colada. Bueno, alguien sin planes para esta noche como yo, pensé. Pero no, lo que bajó fue un oso-lobo gigantesco, un monstruo enorme de unos dos metros, que se movía de un lado para otro dándose cabezazos contra las estrechas paredes. Aterrorizada, busqué una salida, pero la única puerta estaba cerrada. Para salir debía derribar al tipo que vestía de oso y que no paraba de gritarme algo así como «dtmhu ‘u harfgs coimpfbns… coins». Se acercaba hasta mí y me enseñaba la mano. Yo, cada vez más asustada, empecé a chillar. Fue entonces cuando el tipo se quitó la cabeza de oso y  apareció ante mí un hombre rubio sudoroso, colorado y casi sin respiración, que me suplicaba en un inglés cargado de cerveza y asfixiado por el calor: «¡NO TE ASUSTES,  VENGO A COGER LA ROPA!,  ¿TIENES MONEDAS?».
Aquello me tranquilizó muy poco. Sólo cuando salí de allí y me encerré en casa, comencé a respirar. El resto de la noche fueron sucesivos lingotazos de whisky con helado de chocolate y alguna lágrima de rabia y de vergüenza por la situación vivida. El tipo me había parecido un potencial psicópata, pero sólo era un vecino disfrazado de hombre-lobo, eso sí un monstruo de dos metros que hablaba y hablaba con los brazos abiertos.
Cuando Yan Hui, Li Ping y el tontarras volvieron a casa, ya de madrugada, me preguntaron: “¿Qué, aburrida?» “Sí, muchísimo», les dije.
Al día siguiente la anécdota fue la comidilla en el vecindario, pero yo tardé varios días en contar en casa lo ocurrido. Ha pasado mucho tiempo y hoy lo he vuelto a recordar. Lo comparto con vosotros. Tened cuidado, no hagáis la colada una noche como ésta. Mucho cuidado.

Y ahora para tener información seria sobre los orígenes de esta celebración, os sugerimos que visitéis Innisfree

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Lobos

Cuando quiero despertar a los gatos de casa, pongo el sonido de estos lobos al máximo y… enseguida aparecen sus siluetas por el pasillo. Es una forma de no olvidar la parte animal que tenemos. Somos manada.