Keep Calm y llevaos los huesos del carnicero de Franco
Los huesos del carnicero deberían tenerlos sus hijos. Hemos dejado que la prole de Franco siguiera viviendo en este país felizmente, arramblando con todo lo que se les antojaba. Aprovechándose de todo aquello que en vida de su padre y abuelo jamás hubieran disfrutado. Les hemos invitado a salir en la prensa rosa, a bailar en programas de la televisión pública, hemos dejado que incrementaran su patrimonio sin problema alguno, sin hacer preguntas, como si fueran los hijos y nietos de Heidi y no de un dictador responsable de la muerte de centenares de miles de personas. Responsable del exilio, de la cárcel, en mi caso familiar, responsable de privar de libertad a mi abuela, que salió de la cárcel para morir, y también a mi padre y a mi madre. No suelo hablar de esto, soy más de mirar hacia delante, pero es que el asunto de los huesos del carnicero Franco ya me tiene harta. Asqueada. Sacarlo de allí es una cuestión de higiene histórica y se está convirtiendo en un asunto histérico, porque de histéricos es que su familia no quiera recoger los huesos. ¿Cómo hemos tardado tanto en sacarlos de allí? ¿Qué clase de democracia es esta que se le ha olvidado hacer limpieza de la basura? Cómo es posible que después de tantos años el dictador siga dando tanto mal, los puñeteros huesos de un maldito carnicero.
Y si la familia no lo quiere, pues a la fosa común. Les dejaremos, eso sí, que lo visiten cuando quieran, no como los que están en las cunetas.
Coged los huesos y callaos de una puñetera vez.