«A Christmas Carol», o Dickens for ever

Entre nómadas

Para mi padre, Martín Navarro, incondicional de Charles Dickens

«Cuento de Navidad», de Charles Dickens.

El primero de los tres Espíritus

Cuando Scrooge despertó, había tanta oscuridad que, al mirar desde la cama, apenas podía distinguir la transparente ventana de las opacas paredes del dormitorio. Hallábase haciendo esfuerzos para atravesar la oscuridad con sus ojos de hurón, cuando el reloj de la iglesia vecina dio cuatro campanadas que significaban otros tantos cuartos. Entonces escuchó para saber la hora.

Con gran admiración suya, la pesada campana pasó de seis campanadas a siete, y de siete a ocho y así sucesivamente, hasta doce; y se detuvo. ¡Las doce! Eran más de las dos cuando se acostó. El reloj andaba mal. Algún pedazo de hielo debía haberse introducido en la máquina. ¡Las doce!

Tocó el resorte de su reloj de repetición para rectificar aquella hora equivocada. Su rápida pulsación sonó doce…

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