Estaría bien que en mi barrio hubiera tiendas donde comprar y vender palabras, igual que se vende pan o fruta. Póngame una docena de palabras sin trampas, sin relleno de moralinas, libres de metacrilato. Palabras para vivir en paz, incluso para morir, para suicidarse o resucitar por su exceso de pureza. Qué gusto arrojar al abismo las frases huecas, las palabras comunes y aburridas, los argumentos con acuse de recibo. Buffet de vocales en estado puro. Un take-away de palabras para degustar sin prisa, para ser mordida por ellas, palabras al fin y al cabo para volver a
empezar.
Palabras que arrojaría al abismo: Taxidermista, racismo y tauromaquia.