Félix Romeo, que el viaje sea leve.

Estoy de viaje y acabo de leer  que el escritor Félix Romeo nos ha abandonado para siempre.  No quería creérmelo, no podía. He ido de blog en blog, de muro a muro en facebook, buscando una palabra o a alguien que lo negase. Pero la prensa es clara, y la vida corta y  a menudo injusta. Y duele leer noticias así, duele mucho.  Félix, seguro que en la otra orilla, en esa realidad paralela, estarás tan acompañado de libros como en esta. Que el viaje sea leve, descansa en paz.

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7 respuestas a “Félix Romeo, que el viaje sea leve.

  1. Hace muchos años que compartimos trozos de Zaragoza y la verdad es que le había perdido la pista. Hace años de insumisión y un mundo de idas y venidas y una vez más me siento como pillada en falta. ¿Por qué no le seguí los pasos y ahora no me sentiría tan huérfana y tan culpable?
    Casi me siento como hace dos meses, cuando se suicidó Xavier. En qué coño estaba pensando que no le disfruté todo lo que le debía a la vida y tanto como la vida me debe a mi.
    Y me sabe mal por ellos, por lo que sufrieron y por lo que se pierden, porque de pronto todo se les acaba, lo bueno y lo malo. Y me pongo en la piel de sus allegados, y me parece injusto, porque no les tocaba enterrar a un joven tan querido, porque va contra natura que se les muera alguien a los cuarentaytantos .
    Pero no negaré que lo siento por mi. Por nosotros, los que cada dia nos perdemos
    mas cosas, y sobre todo, más personas como estas. Y pienso que va siendo hora de no perder un minuto mas.

  2. Curiosamente, cuando me enteré de la muerte del Abuelo (eran cerca de las 2 de la madrugada y pasaron la coletilla por televisión y sabiendo que Félix era un trasnochador como yo) no dude en mandarle un mensaje de texto con el móvil. Me lo imaginaba despierto, llorando (como yo, cuando nadie nos ve, porque no es tristeza sino alegría y esperanza lo que le gustaba contagiar) la pérdida irremplazable de un amigo tan especial é irremplazable en su vida.
    No recuerdo lo que le puse, tal vez algo así como: Me acabo de enterar, lo siento. Besicos (cuando no sé que decir recurro a frases cortas que se dan por entendidas. Odio las palabras excesivas y sin-sentidas que te dicen por cumplir y quedar bien y creo que a él le pasaba lo mismo).
    Lo que sí conservo en mi móvil es su respuesta inmediata: «putada, sí».
    Me lo ha recordado la respuesta de Azagra.
    Aquel día no me tocaba trabajar, pero sí el día que Félix se nos fué. Me llamo mi marido al hospital (sobre las 13,30 p.m) y me dijo: Marí, ¿estás libre? – No, le conteste vamos a dar la vuelta para acostar – Te llamó en 5 minutos.
    No fué lo que me dijo fué su voz, la que me dió miedo. Colgo y mientrás miraba el móvil, les dije al compañero que estaba en el cuarto: «que raro, algo grave ha pasado».
    No pasaron ni esos 5 minutos cuando el móvil volvió a sonar y esta vez para confirmar mis miedos: «Dime Pedro ¿que pasa? (cómo nuestra hija mayor estaba en Teruel a punto de coger el autobús para venir a Zgz. como casi todos los viernes y la pequeña en el instituto, en un primer momento pensé que algo le había pasado a alguna y me angustiaba). Su voz seca y grave al otro lado del teléfono dijo: «Félix ha muerto» – ¿Qué? es todo lo que pude decir. – Lo han encontrado muerto en Madrid, esta mañana. Estoy en casa de mis padres» – «Joder» (no suelo utilizar estos vocablos, por lo que los compañeros que había en el cuarto , habían entrado 2 más mientrás esperaba la llamada, se me quedaron mirando con cara de asombro). «Voy para allá en cuanto pueda». Colgamos y uno de mis compañeros, que estaba en puerta me dijo: ¿qué pasa M.ª José ? – Mi cuñado ha muerto en Madrid hace unas horas – «Vete que yo doy la vuelta por tí» .
    Entre a hablar con mis jefes, les dije lo que pasaba y me dijeron: Vete y este fín de semana no contamos contigo (era viernes como recordaraís). Estaba tan confundida que no acertaba a decir nada, sólo: gracias. Lo siguiente fué ir al vestuario como un autómata, cambiarme, salir a la pueta principal (siempre hay taxis), coger el primer taxi de la fila y dar la dirección de mis suegros.
    No sé porque lo cuento ahora, cuando no lo había hecho antes, quizá porque la distancia que da el tiempo, ayuda a sacar lo que llevamos dentro.
    Aún hoy tengo la impresión de que está en uno de esos largos viajes que solía hacer y algún día volverá y me lo encontraré un viernes dando la vuelta en doctor Iranzo con M.º de Siresa, para ir a comer a casa de sus padres con ellos, su hermana y mi hija pequeña (le encantaba que Clara estuviera allí y luego la llevaba al colegio a las 3 con una bolsa de chuches, para ella y sus amigos).
    Gracias por esos recuerdos que comparteís con nosotros y sobre todo a cuantos nos arropasteís con tanto cariño, en especial a sus padres.

  3. María José, me ha impresionado muchísimo todo lo que has contado sobre Félix, me has dejado sin palabras y yo no suele quedarme sin ellas facilmente.
    Mil gracias por acercarnos un poco más a Félix. Hoy al pasar por su casa he vuelto a mirar esa ventana oscura, acostumbrada a ver la delicada luz de los libros que solía salir. Los dos viviamos en la misma calle y yo tenía esa costumbre de mirar hacia su casa. Un beso muy grande, María José y todo, todo mi cariño.

    Marta Navarro

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