Hasta siempre, Pepe
Hoy hemos despedido a José Sagarra. Frente a una bandera republicana y bajo la luz de una canción cómplice, los amigos le hemos dicho un “hasta siempre” emocionado. Ahora su generosa sonrisa se ha convertido en ceniza roja, como la de algunos de sus amigos y camaradas, como la de mi padre.
Que los vientos del sur te acompañen siempre, querido Pepe. Aquí dejas el rastro de un hombre bueno, esencialmente bueno.
Sirva este poema escrito a la muerte de mi padre, para despedir a Pepe Sagarra y a tantos otros compañeros de batallas.
CENIZA ROJA
Llovía marzo cuando los amigos
reunidos en el abrazo
de una canción cómplice
te convirtieron en ceniza roja.
Más tarde, la vieja serpiente
con su lengua de democracia muerta
volvió a asomarse por los telediarios,
por la basura de colores.
La vida siguió anidando en los sueños
de los otros, mudando a veces de equilibrio,
pero nunca de trinchera.
Perdono tu muerte,
pero no tu ausencia.
.Texto de Marta Navarro