Tengo muchas cosas pendientes de subir, y ando un poco de aquí p’allá, por eso he tardado en editar este post sobre “Poisson soluble” de Pedro Perún, conocido como Pierre D. La, integrante del grupo surrealista Ecrevisse en la Zaragoza de los años 90. La presentación se hizo en la librería Antígona. Una presentación fresca, líquida y original.
Me han gustado mucho todos y cada uno de los textos e ilustraciones. Lamento la mancha de zumo que se me ha caído sobre la cara de Breton. Le he pedido disculpas, creo que lo ha entendido. Siempre me ha caído bien Breton y hoy un poco más.
En Poisson soluble 2 hay dos textos que me han sorprendido especialmente. Uno pertenece a Jesús Jiménez y el otro a Miguel Serrano. Podéis leerlos a continuación. Disfrutadlos porque son excelentes.
Poco a poco subiré el resto del contenido, pero imagino que quien lo desee puede recogerlos en la librería Antígona (de Zaragoza), en el caso de que quede alguno.
Ahora que se ha detenido todo para tomar aliento, ahora que la realidad ha vuelto a iniciarse, centrifugada.
Ahora que la parrilla es triste y has visto todos los programas.
Ahora que no puedes entender algo si lo lees,
pero lo comprendes perfectamente si lo escribes.
Ahora que el cuerpo te mira de reojo y os resulta difícil,
casi imposible, contener la risa.
Ahora que la tarde ha cobrado otro sentido,
y la noche un sentido distinto por completo,
mientras la mañana se mantiene todavía en la nómina
de lo sospechoso.
Ahora que de casi todo han pasado ya veinte minutos.
Miguel serrano larraz
Los relojes del British Bar de Lisboa
En el British Bar los relojes giran al contrario y Lisboa entera se sumerge como un nadador que se aventurara de noche contra la corriente, En el British Bar un exceso de alcohol y de tristeza (ese clima mustio que aquí todo lo esponja o amortaja) rebobina la sangre en las venas y al final, algo mareado, pides la cuenta como quien pone cercas a la sed, y ves al camarero acudir y encallar en sus saudades porque no le cuadran los números de la fatalidad: el tiempo se le enreda sin remedio entre los dedos.
Y sales, salgo del British Bar como de una magia y me hallo de repente en una calle desconocida con cincuenta, cien años menos y el mundo cambiado lo mismo que cambian los ojos de quien ve pasar un río, Los tranvías retroceden a un pasado lento de calesas, los plataneros menguan hasta ser semillas o sílabas de luz, la lluvia se levanta de los charcos para caer hacia arriba y los besos vuelven a sus bocas, y los poemas al silencio, como al principio del mundo antes de ser mundo.
Y vuelvo sobre mis pasos hasta el barrio de Alfama con las ropas holgadas como adjetivos excesivos, Por el camino corro y pierdo los zapatos, me’ tropiezo. Entro en la casa recóndita y al fondo del tiempo, sobre los azulejos arruinados de otra época están los relojes ardiendo, el humo volviendo sobre la llama y mi madre destejiendo los puntos de nuestras vidas para decirme en un – portugués desdentado de 1755:
«Agárrate, hijo mío, a las asas de la mañana: ahora vamos a entrar en el terremoto».
Jesús Jiménez Domínguez
En la imagen, Pierre D La y su «Poisson soluble».
Las fotos son de Luna Petit (Lara Albuixech)