Jane Birkin y… Octavio Gómez Milían

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Jane Birkin viene a Zaragoza. Y yo me he acordado del poeta Octavio Gómez Milían.   No sé si Jane Birkin viene para hablar con Octavio sobre ese poema que le dedicó, sí, sí, ese que dice «Yo me follé a Jane Birkin«. Bueno, pues no sé si viene para decirle a Octavio que nada de nada, que de qué vas, tío, o tal vez para sonreírle y proponerle un «en mi hotel o en tu casa», o tal vez Jane Birkin viene para pedir derechos de autor, o quizá  porque el poema le ha gustado mucho y ha decidido traducirlo, o imprimirlo en papel pintado, ahora que el gotelé no está de moda, una casa enpapelada con el poema de Octavio y Birkin podría estar bien.  No sé para qué viene Jane Birkin, pero espero que Octavio Gómez vaya a verla, el resto, la segunda parte de la historia, habrá que esperar a que nos lo cuente el autor en otro poema.  Que por otra parte bien podría ser al contrario,  Jane Birkin escribiendo algo así como «Yo me follé a Octavio Gómez Milían»

Jane Birkin actuará el miércoles día 4 en el Auditorio de Zaragoza.

Y aquí esta el poema de Octavio tomado del blog de Ana Muñoz.

ANOCHE ME FOLLÉ A JANE BIRKIN

Anoche me follé a Jane Birkin,
la follé en un escrupuloso silencio
la follé demasiado concentrado por la estupidez de saborear el momento.
Me la follé en silencio por la noche y la volví a follar de día.
Seguí en silencio,
seguí en silencio porque cuando quise intervenir
para decir algo hermoso
no supe dónde había dejado la poesía
entre aquel amasijo de mentiras gloriosas
que era el cuerpo de Jane Birkin.
Anoche, justo cuando Jane Birkin se quitaba un sujetador negro,
mientras deslizaba sus bragas hacia abajo,
hacia el abismo perfecto donde no había nada,
hacia la zona de nocuerpo de Jane Birkin,
anoche justo, en ese momento previo, fue cuando quise decirle algo,
y no pude,
y volví al silencio que nunca debí haber intentado abandonar
y busqué con mis dedos especialmente alargados
sus pezones dorados, relucientes en la semioscuridad de mi cuarto
y ya no perdí ni un momento en salmos,
ya sólo me entregué al musgo dulce del cuerpo de Jane Birkin.

Se hizo de día y las horas saludaban al pasar camino de la fábrica
y besaba todas las partes del cuerpo de Jane Birkin, la besaba buscando memorizar todos los centímetros cuadrados, los milímetros, las microscópicas superficies que iba a extrañar, besaba los recovecos, las ausencias, las suciedades y las manchas de la piel de Jane Birkin. Besaba la perdición ósea de la garganta, besaba las zonas donde el salto era imposible, los cráneos llenos, las cuencas enormes, besaba todo lo que fuera blanco, todo lo que me llevara al violeta, besaba todos los horrores y todos los odios de todos los hombres con los que había estado Jane Birkin antes que yo y todos los horrores y todos los odios de los hombres que iban a estar con ella después de mí.

Jane Birkin por la mañana remoloneaba en la cama
no quiso café ni galletas, no quiso siquiera el zumo de naranja cansino que mezclo con el vodka.
Sólo que la dejara durmiendo, que dejara su cuerpo descansar, el cuerpo de Jane Birkin dentro del nórdico de mi cama de alquiler, en la habitación de la casa donde acumulo las penas y los tebeos y los cuerpos muertos y los cuerpos arrendados de todas las mujeres que han pasado antes por la cama de alquiler y han follado conmigo otras noches y otras mañanas y han follado conmigo borrachos los dos, fingiendo que su cuerpo era el de Jane Birkin y fingiendo yo que lo creía, con el sabor especial de la mezcla de tabaco y ron con el que las mujeres que no son Jane Birkin nos quieren engañar.

Me he ido y he dejado a Jane Birkin
y a todo su cuerpo, y los pezones y las piernas agobiantemente hipnóticas
y me he ido antes de que el hambre me pudiera de nuevo
y me tuviera que lanzar sobre el cuerpo de Jane Birkin
para alimentarme de ella y follarla como la follaría uno que ha estado cerca del cuerpo glorioso y ha sorbido el tuétano de los huesos perfectos de Jane Birkin.

Y he estado trabajando
imaginando que el papel y el cartón y las cajas
y las cuchillas para cortar el papel y el cartón y las cajas
y el café para soportar el dolor de los dedos
y el sueño y la muerte que acecha siempre tras la repetición
de los días sin Jane Birkin, imaginando que Jane Birkin estaba en todo lo que me rodeaba,
y entonces he querido contarles a todos,
a todos,
que anoche me follé a Jane Birkin
y por la mañana otra vez, y no se lo he contado
como si quisiera guardar para mí todo el sabor de sus dientes
que saben a mi propia saliva,
y así han pasado ocho horas y una más hasta que he vuelto a casa
nueve horas con el sabor de la lengua de Jane Birkin de mi boca al estómago,
nueve horas.
Y cuando he llegado a casa
Jane Birkin ya no estaba
y la ausencia que su cuerpo divino había dejado
era tan desoladora
que parecía que nunca hubiera estado allí.

Así que fue eso lo que elegí creer,
lo que le conté a todo el mundo:
que nunca llegué a follar a Jane Birkin.

Poema de Octavio Gómez Milián


10 respuestas a “Jane Birkin y… Octavio Gómez Milían

  1. No sé yo lo que pasaría con la Jane, ni si ella va a aclararlo aprovechando su visita, pero sólo faltaba que no pudiésemos ir alguna vez «hacia el abismo perfecto donde no había nada,/hacia la zona de nocuerpo de Jane Birkin».

    Descubro con placer que me tienes enlazada, Marta, qué maja. Yo aún soy muy nueva en esto y no siempre me atrevo, me parece que sea tomarme confianzas o algo así. Muchísimas gracias, hago lo mismo, con tu permiso. Así vengo más rápido:-)
    Un beso.

  2. No podré ir a ver Jane Birkin, ya me sabe malo, ya
    pero ese día presento en el Jarvis una antología de cuentos de terror que he coordinado,
    Al final del pasillo,…jeje
    pero el sábado en el CC Universidad haremos Jane Birkin con Experimentosi n da notte…
    bs
    o.

  3. Estamos desilusionados, no habrá encuentro pero podría surgir otro poema, el sábado podríamos enterarnos. Si alguien llega a saber algo que cuente.
    Por cierto suerte con Al final del pasillo.

    besos

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