Ocho islas, un invierno, Aranguren… y un libro

Francisco José Aranguren , además de editor y mantenedor de dos blogs: el suyo y «El desembarco», es autor de la novela «Y estrellas para presidir la noche». Hace unos días que Aranguren ha regresado de  Sicilia. Una isla de la que a menudo hemos hablado los dos y que es además la razón por la que nos conocimos.  La historia es más o menos así:

Aranguren lee mi poema «Regreso a Taormina» en el blog de Antón Castro, deja un comentario, le agradezco sus palabras, pasa el tiempo y nos escribimos varios correos, pasa el tiempo y me pide un poemario, pasa el tiempo y me dice que lo quiere editar. Mientras tanto Aranguren viaja a Sicilia, visita Taormina, ciudad donde mis queridas amigas y yo nos desmadramos de forma instantánea y sin ayuda alguna.  Al mismo tiempo y por otras historias circulares alguien a quien quiero mucho decide irse a vivir a Catania, al mismo tiempo un siciliano al que admiro un día sí y otro también se pone inesperadamente en contacto conmigo.  El círculo se cierra con la presentación del libro «Ocho islas y un invierno» en Sevilla y en Zaragoza.

El libro lo escribí durante un viaje largo e inolvidable que hice a Malta y Sicilia. Un viaje que lejos de terminar continúa con la edición del libro.

Sirva este post como agradecimiento a Aranguren y a toda esa especie de conjunción cósmica que diría Rosario Castro, que ha hecho posible que el libro esté ya besando imprenta y pruebas.  Aranguren ha demostrado tener mucha paciencia conmigo, y creo que en estos casos es el que escribe y no el que edita quien debe tenerla. Sirva este post  también de disculpas por alguna que otra tontería que he debido soltarte últimamente, Francisco.  Me hace ilusión la presentación del libro en Sevilla, en realidad cuanto más lejos estoy menos soy yo y mejor me lo paso.  Me agrada y también me da vértigo presentar el libro en mi ciudad, por suerte lo haré de la mano de gente a la que quiero mucho.

«Ocho islas y un invierno», el año empezó torcido, con alguna que otra garrapata emocionalaboral, pero por suerte finaliza bien, muy bien.