Una semana muy animal, afortunadamente
Esta es una semana un tanto especial en el blog. Una semana dedicada a temas animalistas, con su dosis de poesía correspondiente y de fotos, además de alguna que otra noticia, y alguna que otra divagación tontarras y personal. Pero muy especialmente esta semana los animales serán de una u otra forma los protagonistas.
Por ejemplo, ayer estuve en un acto en la Plaza de Pilar en el que se escenificó la muerte de varios toros. Allí encontré a algun@s amig@s, a Felicidad de Amnistia Animal, a gente de 4 Gatos y tú, a Montse, mi vecina, a gente de Alborada, a Capitán Larraz, bloguero y fotógrafo, a Patricia Gericó, de la Colla de Protección Animal de CHA, a Joseta Ballesteros, a Ada, mi perra, a la tía de Sussa, amiga y bloguera ocasional, y a Felisa García, la mía mamma. Todo iba bien hasta que Joseta, mi prima, soltó algo que me dejó traspuesta. «Oye, me dijo, te has dado cuenta que venimos de familia taurina y aquí estamos«. «Bueno, la que es pariente del torero Florentino Ballesteros eres tú, yo no», le contesté. «¿Cómo que tú no? Recuerda que eres familia del Gitanillo de Ricla». «¿Yo?» «Tú, tú. Prima, pa lo que quieres tienes poca memoria», y con tono entre enojada y socarrona zanjó el asunto.
Yo siempre he sabido que tanto ella como Salomé eran familia de un «conocido torero», pero lo que no sabía es que yo también… Toma ya!!!
He comentado en varias ocasiones que nuestra abuela era una aficionada y experta taurina y que además había una figura del toreo (es decir un asesino de toros) en la familia, pero justo en la parte de la familia que a mí no me tocaba (los Ballesteros). Más bien me vanagloriaba de que en la familia abundaban los músicos y que ésa era nuestra mejor herencia familiar. Desde ayer esto ha cambiado. Pero de todo hay que sacar algo bueno, como dice Yan Hui, «de todo algo bueno».
Y es que la mejor prueba de que el género humano evoluciona es saber que todos los niet@s, todos los hereder@s de esa mini saga de toreros que han tenido los Navarro-García-Ballesteros son ahora 100% antitaurinos. Toda la familia ama los toros pero abomina y se manifiesta contra las corridas. De toros, se entiende.
Sí, por suerte la especie humana avanza, evoluciona, y en muchos casos mejora. Y para eso no hace falta estudios de Harvard, ni ochocientos encuestadores, ni caros presupuestos. Ayer entreprimas quedó comprobada la teoría de la evolución. BIEN!!!
Una cosa más, ¿sabéis cuál es el colmo de un antitaurino (exactamente de ésta que hace la pregunta)?, pues vivir al lado, al ladito mismo de la Plaza de Toros, con su música despiadada avisando de una estocada, de una oreja arrancada o de la llegada al ruedo de un pedazo de imbécil, chulo y sangriento, con la mirada de Jack Nicholson en la película de «El resplandor», dispuesto a destrozar a un bello animal, a un toro agonizante, rasurados los cojones, con vaselina en los ojos y la desesperación tensando sus músculos.
Por favor, que duren mucho las fiestas del Pilar, pero que no duren ni un minuto los tristes días de vaquillas y agonía. Los días a lo Jack Nicholson. Salvo un fin de semana que estaré fuera, la caverna de sangre que es la Plaza de Toros me brindará su hedor a crimen. Porca miseria!