Sarah Palin, o el triunfo del mal gusto y la violencia
Esta fotografía la hemos tomado de «Islas Cíes», un blog lleno de tesoros. En ella la candidata a vicepresidenta de los EE.UU., Sarah Palin, conocida por su amor a las armas y a la pena de muerte, por ser antiabortista y por un montón de cosas más, se fotografía en su despacho. Sarah, reina del mal gusto, suele pensar y decidir sus asuntos apoyada en la piel, cabeza incluida, de un oso, y para relajarse mira el crustáceo que tiene a modo de jarrón con flores encima de la mesa. Todo un aquelarre de mal gusto con sabor violento y que reclama un congreso extraordinario de psiquiatría para gobernantes. No me cabe duda de que Aznar está loco, de que es un demente, tengo claro que Bush sufre enajenación mental, y que Blair nunca ha sido humano, más bien una hiena con acento inglés. Ahora Sarah Palin parece perpetuar la especie de locos y asesinos.
No sé dónde estará ahora el fotógrafo de esta imagen. Si yo hubiera sido él, me habría ido corriendo, corriendo, asustada por tan inquitante y morboso despacho, asustada por la mirada jurásica y criminal de Sarah Palin.