«Miracolo a Milano», De Sica y Zavattini: un lujo para los sentidos.
Milagro en Milán
Esta es la película de mi familia, la que más veces hemos disfrutado. Imagino el impacto que tuvo para gente como mi padre que tanto amaba el cine y en especial el cine italiano. Es una historia dura, cálida, exquisita, demoledora y a la vez esperanzadora. Lo mejor y lo peor del ser humano está hábilmente reflejado en sus personajes. Debería considerarse como un bien público, debería ser proyectada en los institutos, en los mercados, en las casas,en las oficinas, en los bares. Es una terapia contra la alienación y el egoísmo, es generosamente humana.
Vale, vale, que me estoy pasando. Pero es que yo fui a Milán de propio para ver los escenarios, para ver la maravillosa Catedral de Milán. Y por cierto, hay muchos Totos en mi barrio luchando contra la especulación y contra gente como Mobbi. Y hay muchos desmanes bajo la alfombra enladrillada de la Expo. “Milagro en Milán” es de rabiosa actualidad, y la esperanza que destila es azul, muy azul. Siempre que escribo pienso en Cesare Zavattini, es un maestro, alguien con un ética y una maestría literaria impresionante. Me alegro de que los locuelos amigos de mis padres me regalaran de adolescente un libro de Zavattini, lectura poco propia para la edad, pero increíblemente útil. De esas cosas que no se olvidan.
Pero para que realmente disfrutéis de esta joya debéis leer la crítica que Alfredo Moreno, editor del blog 39 Escalones, hizo sobre ella. Es magnífica. La subimos para que podáis leerla.
Sin duda Milagro en Milán, de Vittorio de Sica y Cesare Zavattini es una de las películas más conmovedoras jamás filmadas y constituye, junto a Ladrón de bicicletas y Umberto D., la magistral trilogía neorrealista del director. De una inteligencia aguda y con un planteamiento en tono de crítica social, esta obra, ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes y del premio a la mejor película de habla no inglesa por el Círculo de Escritores Cinematográficos de Nueva York en 1951, a un tiempo sorprende, apabulla y consigue contagiar su profunda sensibilidad.
Totó es un joven huérfano que vive en un mísero barrio de chabolas a las afueras de Milán, poderoso centro industrial del norte de Italia que empieza a dotarse de los habituales cinturones de miseria y precariedad producto de la inmigración incontrolada del campo a la ciudad que huye de la escasez de la postguerra. Cuando en el terreno donde vive se descubre petróleo, Totó, a pesar de la poca educación que ha recibido y de ser famoso en el vecindario por sus pocas luces, decide enfrentarse al poderoso señor Mobbi, que corre raudo Sigue leyendo ««Miracolo a Milano», De Sica y Zavattini: un lujo para los sentidos.»