«Calle de Atenas», por Roberto Rosellini
En 1970 Rossellini rodó en España Sócrates. En sus textos subraya la importancia del maestro, del pensador cuyas nuevas ideas son instrumentos en el desarrollo de la civilización, una figura clave en la obra de Rosellini. Antes de Sócrates, la palabra humana, o logos, se limita a la función casi ritual de describir las relaciones estables del hombre con la divinidad o con la naturaleza; a partir de Sócrates, quien se plantea la cuestión de si los dioses precisan de los sacrificios de los hombres, la palabra se seculariza, deviene a ser el principal método de análisis, de un sistema dinámico de conocimiento.
Ahora os dejamos aquí una parte de esos magnificos trabajos de Rosellini. A disfrutarlo.
ESCENA 28 B – CALLE DE ATENAS
Sócrates desciende por una calle en pendiente, camino del palacio del arconte-rey. Absorto en sus pensamientos, no repara en la presencia de Fedro, que se le cruza en dirección contraria. Fedro le detiene.
FEDRO
¡Sócrates! Nunca te vi caminar cabizbajo. ¿Qué te pasa?
SÓCRATES
Pensaba en una fábula que cuentan en Egipto. Un demonio, llamado Teuth, hizo una visita al rey Thamus, para revelarle las artes que había inventado e invitarle a divulgarlas entre los egipcios. Le habló de la numeración, del cálculo, de la geometría, de la astronomía, del chaquete y de los dados, hasta llegar a la escritura. «La práctica de la escritura», explicó el demonio, «estimulará el conocimiento y fortalecerá la memoria de tus súbditos. Es mi más bella invención y os conducirá a la ciencia».
«Muy bien», repuso el rey, «pero aunque, Teuth, seas capaz de crear nuevas artes, yo por mi parte puedo prever lo que ocurrirá si se ponen en práctica. Te anuncio pues que la escritura dará un resultado muy distinto del que imaginas. Los hombres, confiados en la escritura, ya no buscarán sus recuerdos en lo más hondo de sí mismos. Al desdeñar la memoria, perderán mucho de su saber. En vez de expresarse con estímulo y ardor, citarán textos con elegancia. ¿Y qué se podrá responder a una cita?».
FEDRO
¿Prefieres entonces el discurso hablado, vivo y vibrante, al discurso escrito que es su imagen?
SÓCRATES
Desde luego. Cabe pensar que los escritos hablan inteligentemente, pero intenta interrogarlos. No harán sino repetirse.
Los discursos escritos corren indiferentes de mano en mano, sin que sepan distinguir al desprevenido del inteligente. Y si te atacan, te acusan injustamente, no puedes de ningún modo razonar con ellos.
FEDRO
¿Y por qué todos estos pensamientos, Sócrates?
SÓCRATES
Porque una acusación escrita contra mí ha sido depositada en la puerta del palacio del arconte-rey.
FEDRO
¿Una acusación escrita? ¿Contra ti? ¿La has visto?
SÓCRATES
No.
FEDRO
Vamos, te acompaño.
Los dos hombres reemprenden su camino calle abajo.
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FUENTES: La memoria en primer lugar, después el libro, Roberto Rosellini,»Un espíritu libre no puede ser esclavo». Escritos sobre cine y educación. Editorial Paidós.