BIOCOMBUSTIBLES, NO GRACIAS
Tragicómix
Pedro Mendez Suarez
Pedro Mendez Suarez
BIOCOMBUSTIBLES
Las dos variantes más conocidas de los biocombustibles son los alcoholes producidos a partir de procesos de fermentación y destilación de vegetales ricos en azúcares y/o almidones, que es la más extendida, y más recientemente la fabricación de un sustituto del combustible para motores Diesel a partir de aceites vegetales.
Masa vegetal + fermentación = biocombustible
Procesos tecnológicos más que conocidos, pero que han sido recientemente optimizados a partir de la explosión de conocimientos en los campos de la biotecnología y la informática asociada a la automatización industrial, son ahora utilizados por las industrias que producen metanol o etanol por la vía de la fermentación de masa vegetal.
Pero la dulce gramínea azucarera no es la única fuente de biomasa que se puede emplear para producir biocombustibles. Granos como el maíz, la avena, el mijo y la soya, cuyos contenidos de azúcares y almidones son altos, tambien se utilizan para producir alcoholes con destino a los motores de combustión interna.
Fue precisamente uno de los fabricantes de automóviles radicado en Brasil, la transnacional alemana Volkswagen quien empezó a producir en serie una versión del sedan de dos puertas VW Bettle o Escarabajo, cuyo motor se adaptó para consumir directa y totalmente alcohol etílico, en sustitución de la llamada «gasolina motor» o gasolina regular de relativamente bajo número de octano.
Para gasolina SÍ, y para parar el hambre del mundo NO
El camino hacia la producción de los llamados biocombustibles transita por una ruta, que ya está teniendo nefastos efectos en los precios de muchos alimentos, pues si los granos se destinan a fabricar alcoholes metílico y etílico para mover los motores de combustión interna, los precios de estos productos agrícolas van a incrementarse, sacando del juego a los compradores que los destinan a la alimentación animal para producir carnes de ave, cerdo o vacunos y leche, o para su empleo directo en la alimentación humana.
Hay que cuestionar muy seriamente la ética de la producción de biocombustibles por los países altamente desarrollados, sobre todo teniendo en cuenta que son esas economías nacionales las principales derrochadoras de los hidrocarburos que pretenden sustituir para continuar el desenfrenado ritmo del despilfarro actual.
Seguiremos con este tema, va para largo.
Fuentes: Rebelión, Anna Rutus, The Independent, Le monde Diplomatique. Y nosotras mismas.