EL NUEVO LIGUE DE MARIANO

telefono.jpgHace unos días leí este post de Mariano, mantenedor del blog «La rebelión de los curris». Me reí muchísimo. Me pareció tan fresco y majo que le dije a mis compas que lo leyeran. Julia aún está sonriendo, entre otras cosas porque su chica no tiene móvil y porque ella pierde el suyo un día sí y otro también. Mariano está enamorado, y quizá después de leer este post se enfade incluso conmigo por esta forma de resaltar su estado. Pero lo que describe en este post es algo que muchos ya hemos olvidado y merece la pena su reivindicación final.
Por cierto, Mariano, cuida a esta chica. Nos cae bien.

BACK TO THE 9O´s (O MÁS)

Mi último ligue es genial. ¿Por su conversación? ¿por su cuerpo? ¿por su humor? ¿por su actuación en la cama? ¿por su edad? ¿tal vez es rica y me va a mantener?

Esto último aclaro que no y lo demás lo dejaré en el aire sin confirmar ni negar nada. Pero lo que es absolutamente fantástico es que carece de algo a lo que ya estamos acostumbrados los mortales: NO TIENE TELÉFONO MÓVIL.

¿Y que supone que no tenga móvil? Pues que se acabaron los mensajitos, se acabó el estar siempre en el filo del quedar mal con una respuesta inadecuada, una llamada de menos, una llamada perdida improcedente o las múltiples variantes de provocar la neurosis con un movimiento que no se corresponde a las expectativas de la otra persona. Se acabó el estar localizable a todas horas, comienza la liberación y volvemos a lo de toa la vida: para quedar, llamo a la casa de los padres, pregunto por ella en plan educao, y se queda para varias horas después, o incluso a dos o o tres días vista en un punto y a una hora concreta.

Se acabó eso de estar viendo una peli en casa, suena el pitido que anuncia la llegada de un nuevo mensaje de texto y lees, perplejo algo estilo «te quiero», «te echo de menos» y un larguísimo etcétera al que por supuesto no puedes responder con un breve, sincero (o no) , lacónico y adecuado «yo también». No, hay que darle lírica o se conoce que tal fechoría sería una manifiesta muestra de escaso interés; y coño, no siempre está uno poeta; además hay veces que el «yo también» es una soberana mentira piadosa que sustituye a la posible realidad: «pues yo no.»

No al examen amatorio permanente. Abajo los sms. Viva el teléfono fijo. Que vuelvan los contestadores de cinta. Por un mundo más feliz y unas relaciones sentimentales sanas.