TAORMINA, O EL DESEO TRENZADO
Este poema es fruto de un viaje a Italia. Un viaje que nos dejó algún dolor de cabeza, muchas risas y un montón de amig@s. Dos meses tardó mi compa Marta en enviarme el poema que escribió y que tan bien describe nuestras «citas locas» y las sensaciones que nos produjo Sicilia. Hoy lo subimos porque adoramos este poema y porque nos hace recordar un montón de cosas… buenas.
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Regreso a Taormina,
a la intimidad de sus curvadas calles,
a su agitada respiración
de amante sorprendida,
y a esas acaloradas citas a ciegas
en el Wünderbar, tras largos vasos de martini,
con el sudor rubí en la cintura
y el deseo trenzado
sobre infiernos de seda.
Amo Sicilia,
amo ese aroma
a hierro candente que derramándose
por el valle prende los rastrojos del camino,
y aviva la lujuria del turista más gélido.
Mi cabello irlandés se enciende
hasta estallar en rizos febriles.
Cuando la montaña despierta,
deja un rastro de lava enfurecida
y sus venas abiertas nos muestran
un paisaje rebelde, extraño, enigmático.
Como una lengua en celo,
la isla gime pasiones y delirios.
Volcán de volcanes,
piedra tallada en noches sin máscaras.
Amo esas horas tórridas
en las que yo no soy yo,
y mi ausencia es locura a borbotones.
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Poema de Marta Navarro García