Os recomendamos este brillante texto de Santiago Alba
Soy un gran defensor de los reyes; no quiero hacerlos desaparecer sino conservarlos encerrados en los cuentos. También soy un gran defensor de los dioses; no quiero matarlos sino mantenerlos confinados en los mitos. La obra de Shakespeare, es verdad, no podría titularse El presidente Lear; no creeríamos en los poderes de Excalibur si la espada hubiese sido arrancada de la piedra por el brazo del Presidente Arturo y ningún niño esperaría jamás ningún regalo de los Presidentes Magos (del mismo modo que sin Dios la Biblia resultaría más bien sosa). Pero los cuentos tienen que defenderse de la realidad para preservar su potencia educativa como las constituciones tienen que protegerse de los reyes para que no se conviertan en ficción. Confundir un cuento y una constitución es tan insensato y peligroso como confundir las palabras y las cosas y querer luego saciar el hambre de los que piden pan repartiendo listas de quesos o recetas de cocina. Los reyes, que hacen verosímiles las leyendas, convierten en pura leyenda la democracia. Durante quinientos años -salvo dos brevísimos parpadeos- España ha sido sólo un cuento; y hoy el cuento de España, y el mito de la Transición, sirve básicamente para mantener en el trono a un usurpador.
Magnífico texto. ¿Cómo congeniamos el precepto constitucional que dice que todos los españoles somos iguales ante la ley con el hecho del mantenimiento de la institución, junto a Dios, más desigualitaria de la historia? Si la idea del monarca, al igual que la del sumo sacerdote, es en origen la representación de Dios (monarquía por derecho divino, personas ungidas desde su nacimiento por alguna designación superior, llámese Dios o destino), ¿no resulta antitética la afirmación de que nuestro modelo político es la monarquía democrática o parlamentaria? Si hacemos caso de nuestra Carta Magna y pretendemos creernos que existe igualdad, no podemos admitir una monarquía repleta de privilegios para sí y para sus familias políticas y otros marichalares. Entre monarquía e igualdad una de ambas cosas está de más. Y no podemos prescindir de la igualdad, porque prescindir de ella sería también prescindir de la dignidad y la justicia.
Hoy a todos nos ha dado por conmemorar la fecha. Es la mejor manera de no reblar en lo que es más justo. Besos.
BUENO, BUENO, QUÉ PEDAZO DE TEXTO!!!!
ES PARA GUARDARSELO, DE DONDE LO HABÉIS SACADO?
VIVA LA REPÚBLICA, CHICAS.
SUSA
Sea como sea…el tiempo nos devolverá la razón…
Qué buena idea el cartel de neón con el texto. Lo hace muy moderno. Me gusta un monton. Y el parrafo es brillante, yo no conozco al autor.
Me encanta este post. Muy, muy original.
Un saludo,
Luis
Viva la República, amigas
bastante guapo y realista no s4e puede decir que vivimos en una sociedad en la que todos sus ciudadanos son iguales, cuando el principe azul de España le an dado un pisito de 900 millones y yo un simple cocinero no puede comprarse ni un simple piso de 85 m. cuadrados sin hipotecarse la vida.