ADOLFO BURRIEL, POESÍA FURTIVA
Adolfo Burriel es una persona muy peculiar. Con su flequillo
estilo Beatles, sus ojos chispeantes y la sorna que le caracteriza, no sabes muy bien si es un Peter Pan que va creciendo o un adulto que rejuvenece cada día. Siempre que me lo encuentro y charlamos un rato tengo la sensación de que en algún momento de la conversación, me ha tomado el pelo.
Me hace dudar siempre de todo, de todo menos de una cosa: Adolfo es un excelente poeta. Y por si fuera poco (ya os he dicho antes que es un tipo peculiar) gana los premios de poesía a pares. Una semana gana el Premio Ángaro y la otra el Premio Alegría. Esto le ocurrió el año pasado.
La poesía de Adolfo está llena de palabras sugerentes, cálidas y nerviosas. Sus poemas tienen la belleza de los haikus, de unos haikus largos y libres de la atadura de la métrica, son versos que van por libre, como el autor. A quien no haya leído a Adolfo Burriel se lo recomendamos.
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Acércate
Con las manos de orilla,
borde de mar,
agua de luna
o negro terciopelo,
callada tempestad.
Furtivos días
Furtivos días,
vetas del sueño,
iluminadas sombras,
cenizas de cristal,
espera ingobernable.
Pacto
Pondré en tu pelo
un nido de serpientes.
Afilaré un cuchillo
en la grieta de tus labios.
Húmeda tierra
sin pétalos tu cuerpo.
Comeré frutos acres en tu sexo.
Después,
pactaremos la muerte con el diablo.
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[Poemas del libro «Furtivos días» de Adolfo Burriel Borque]